La excitación
emocional, no es el estímulo espiritual ideal, ella no aumenta la energía más
bien agota los poderes tanto de la mente como del cuerpo.
Libro de
Urantia.Pág.1777
Pero aún sin caer en
el autoengaño, cuando recién se comienzan a vislumbrar verdades ignoradas como
las que nos entrega el Libro, es natural que nos llenemos de asombro y alegría,
porque son emociones diferentes a las que habíamos sentido, cuando sólo nos
limitábamos a rezar oraciones aprendidas de memoria y carentes de significado
actual.
Ese entusiasmo
desmedido es digno de ser analizado, porque sin darnos cuenta, podemos caer en
el misticismo, que distorsiona la realidad y nos hace creer que somos
diferentes y que ya hemos alcanzado las cumbres espirituales y poco menos que
la fusión con nuestro Ajustador.
Jesús enseñó que
después de elevar nuestras oraciones al Padre, permaneciéramos en silencio,
ofreciéndole a nuestro Espíritu residente una mejor oportunidad para
hablar al alma dispuesta a escuchar.”1641
Nuestra unión con él,
es mucho más sutil que el de escuchar voces que nos digan que hacer…cuando
aprendemos a sacarle el significado al momento que estamos viviendo, sin
importar lo que sea, es porque Él nos está acompañando y será una experiencia
absolutamente personal, porque ni nuestro Espíritu residente ni nosotros
tenemos sustitutos, somos entidades únicas y por lo mismo lo que hagamos o
dejemos de hacer nadie lo puede hacer por nosotros.