Nunca es tarde para darse el «sí quiero». Eso debió pensar la pareja protagonista de esta historia, que a sus 80 y 95 años, y pese a conocerse desde hace tan solo ocho meses, han decidido dar el paso para estar juntos el resto de sus vidas.
María Teresa Cobar una mujer de 80 años, nunca se había casado. Cuando tenía 26 años, emigró desde Guatemala hasta Estados Unidos como madre soltera, donde trabajó como niñera y ama de llaves para poder darle una vida a su hija, Ana Cobar. En 2009, ingresó en el asilo Aventura Plaza's, donde conocería al hombre de su vida, tal como cuenta el diario «Miami Herald».
Carlos Víctor Suárez, el novio de esta historia, es un cubano que se mudó a Miami hace 56 años. Se casó bien joven y tuvo un hijo, pero llevaba viudo diez años. En esta residencia, se enamoró de Cobar: «Fue amor a primera vista», ha dicho. «Cuando la vi, mi corazón se llenó de alegría».
A la boda, que se celebró en el salón de baile del asilo, asisitieron familiares, amigos y todo el personal que durante estos meses se ha ocupado de los cuidados de la pareja. Una de las empleadas que más se ha implicado en la boda ha sido la coordinadora de actividades de Aventura Plaza, Allison Almirola, que ayudó a organizar el evento: «María nunca ha estado casada, recuerdo cuando me casé, lo que me motivó a hacer todo lo posible por ellos», dijo Almirola. «Quería que experimentara la hermosa sensación de casarse con su alma gemela», ha asegurado.
Los familiares de la pareja han apoyado el enlace. Katrina Suárez, nieta del novio, ha dicho: «Cuando me dijo que quería casarse, estaba tan feliz. María se preocupa por él y son tan lindos juntos». La hija de María Teresa Cobar, Ana Cobar, también ha mostrado su alegría por la boda: «Mi madre nunca se preocupó por buscar un marido, yo he sido su prioridad toda su vida. El día finalmente ha llegado y estoy muy feliz por ella, se merece esto».
La novia, que fue vestida de color champagne y con un velo blanco, también ha manifestado su felicidad: «He estado sola durante muchos años, esta es una gran bendición de Dios. Es maravilloso. Siento mariposas en el estómago».