Señor, cómo quisiera
en cada aurora aprisionar el día,
y ser tu primavera
en gracia y alegría,
y crecer en tu amor más todavía.
En cada madrugada
ebrir mi pobre casa, abrir la puerta
el alma enamorada,
y el corazón alerta,
y conmigo tu mano siempre abierta.
Y despierta la vida
con su canción de ruidos sobrehumanos;
y tu amor me convida
a levantar mis manos
y acariciar en todos mis hermanos.
Hoy elevo mi canto
con toda la ternura d emi boca,
al que eres mi Roca
y en quién mi vida toda desemboca.
Amén
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