La leyenda del sol y la luna
En los comienzos del mundo, antes de que existieran los días y las noches y la tierra estaba en oscuridad se reunieron los dioses poderosos que vivían en el cielo para crear el Sol y dotar a la tierra y sus habitantes de luz y de calor. Se reunieron en la ciudad de Teotihuacán, ciudad que estaba en el cielo.
Una vez allí encendieron una gran hoguera que simbolizaba el sol, su luz y su calor. Aquel dios que quisiera convertirse en Sol, debía arrojarse a la hoguera, quemarse en ella y salir de ella convertido en Sol.
-¿Quién alumbrará al mundo y se convertirá en sol?-preguntaron los poderosos.
En seguida, uno de los dioses arrogante y rico se ofreció para la importante labor de ser el Sol y alumbrar el mundo. Ofreció a sus compañeros oro y joyas, mostrando su orgullo y arrogancia.
-¿Quién más quiere alumbrar el mundo? – preguntaron de nuevo los dioses.
Un dios feo, humilde y callado, se ofreció para acompañar a su compañero y alumbrar al mundo.
Cuando llegó el momento de lanzarse a la hoguera, el dios grande y poderoso, aquel rico y arrogante, salió corriendo muerto de miedo. No se atrevió a lanzarse a la hoguera. Entonces, el otro dios, pequeño y feo, que era muy valiente sin vacilar se lanzó a la hoguera. Se quemó y salió convertido en Sol.
Cuando el otro lo vio, sintió vergüenza de su actuación y su temor y se lanzó a la hoguera, quemándose también y salió convertido en otro Sol.
Los dioses estuvieron de acuerdo enseguida en que no podían existir dos dioses en el firmamento. Pensaron que el honor debía tenerlo el primero que se había atrevido a lanzarse a la hoguera.
Decidieron apagar el segundo sol, no consiguieron acabar con todo su brillo, quedando convertido en luna.
Y así fue como nacieron el Sol y la Luna.