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General: SAGRADO CORAZON DE JESUS
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De: Atlantida (Mensaje original) |
Enviado: 31/08/2017 04:47 |
La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos
de la Iglesia, desde que se meditaba en el costado y el Corazón abierto
de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y
por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo.
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La difusión de
la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús
se le apareció con estas palabras: "Mira este corazón
mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los
hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio,
desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo
sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón
más desgarradamente es que estos insultos los recibo de
personas consagradas especialmente a mi servicio."
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Vida de Santa Margarita
Santa Margarita María nació el 25 de julio de 1647, en
Janots, Borgoña. Fue la quinta de 7 hijos de un notario acomodado.
A los cuatro años Margarita hizo una promesa al
Señor.
Sintiéndose inspirada rezó: "O Dios Mío, os consagro mi pureza y hago voto de
perpetua castidad." Aunque ella misma confesó mas tarde que no entendía lo
que significaba las palabras "voto" o "castidad."
Cuando tenia 8 años, murió su padre. Ingresaron a la
niña en la escuela de las Clarisas Pobres de Charolles. Desde el primer
momento, se
sintió atraída por la vida de las religiosas en quienes la piedad de Margarita produjo
tan buena impresión, que le permitieron hacer la Primera Comunión a los 9
años, lo cual
no se acostumbraba en aquella época. Dos años después, Margarita contrajo una dolorosa
enfermedad reumática que la obligó a guardar cama hasta los 15 años. Por este motivo
tuvo que regresar a su casa.
Hija de la Virgen María
Ya de regreso, Margarita, que estaba muy enferma, y sin
tener un remedio seguro, buscó alivio en la Virgen Santísima. Le hizo
una promesa de que si Ella le devolvía la salud se haría una de sus hijas. Apenas hizo
la promesa, recobró la salud. Dice Sta. Margarita: "Recibí la salud, y una nueva
protección de esta Señora la cual se declaró dueña de mi Corazón, que mirándome como
suya, me gobernaba como consagrada a Ella, me reprendía mis faltas y me enseñaba a hacer
la voluntad de Dios."
Además de la salud, esta promesa logró en Margarita un
profundo sentido de unión con la Virgen, quién, desde ese momento, empezó a dirigir
toda su vida. Pero no sin dificultades. "Apenas comencé a gozar de plena
salud", recordará mas tarde Margarita, " me fui tras la vanidad y afecto de las
criaturas, halagándome que la condescendiente ternura que por mi sentían mi madre y mis
hermanos me dejara en libertad para algunas ligeras diversiones y para consagrar a ellas
todo el tiempo que deseara..."
La Virgen la reprende severamente cuando la veía
dispuesta a sucumbir en la terrible lucha que sostenía en su interior. Estando en una
ocasión rezando el rosario sentada, se le presentó la Virgen ante ella y le dijo
"Hija mía, me admiro de que me sirvas con tanta negligencia." Y causaron tal
impresión estas palabras en la vida de Margarita, que le sirvieron de aviso para toda su
vida.
Pero la Virgen es también ternura y consuelo. Un día le
dijo a Margarita: "Nada temas; tu serás mi verdadera hija, y yo seré siempre tu
buena Madre.
Santa Margarita María hizo voto a la Virgen de ayunar
todos los sábados y de rezar el oficio de su Inmaculada Concepción. Viendo su deseo de
radical entrega, La Stma. Virgen le ayuda a alcanzar su meta.
El Santísimo
Sacramento
Las cosas en la casa de
Margarita no iban muy bien. Desde la muerte de su padre, se había instalado
en su casa dos parientes y una de las hermanas de su papá, quienes habían
relegado a segundo término a la mamá de Margarita y habían tomado en sus
manos el gobierno de la casa. Y así no tenían autoridad alguna, ni Margarita
ni su mamá en la casa. Era una guerra continua ya que todo estaba bajo
llave, de tal modo, que ellas no podían hacer nada sin el permiso de sus
parientes.
Margarita entonces empezó a
dirigir todos sus afectos, su dicha y su consolación en el Santísimo
Sacramento del altar. Pero ni siquiera esto le fue posible libremente, ya
que la Iglesia de su pueblo quedaba a gran distancia y Margarita no podía
salir de la casa sin el permiso de sus familiares. En repetidas
ocasiones un familiar le daba permiso y otro se lo negaba.
Pero si Margarita sufría por
su situación, era mas todavía el sufrimiento que le causaba al ver la
condición de su madre. Ella, enferma con una erisipela en su cabeza que le
producía una hinchazón e inflamación muy peligrosas, se veía continuamente
cerca de la muerte. Y por cuanto mas rogaba Margarita a sus parientes para
que ayudasen a su mamá, ellos, sin mucho interés, buscaron tan solo un
cirujano que la vio una sola vez. Este después de hacerla sangrar por un
rato, les dijo a todos que solo un milagro podría salvar a la mamá de
Margarita. Viendo el descuido hacia su madre en medio de su estado crítico,
Margarita, en su angustia, acudió al mismo Señor. Y en oración le pidió que
El mismo fuese el remedio para su pobre madre y que le enseñase a ella, qué
tenia que hacer.
Pronto se haría imperiosa la
necesidad de esa fortaleza especial que pedía. En cuanto regresó a la casa,
encontró que estaba reventada la mejilla de su mamá con una llaga casi tan
ancha como la palma de una mano, y de ella salía un hedor insoportable.
Venciendo su natural repugnancia a las heridas, Margarita curaba todos los
días la llaga de su mamá, teniendo varias veces que cortar mucha de su carne
podrida. Durante todo el tiempo de la enfermedad, Margarita apenas dormía y
comía muy escasamente. Pero no dejaba de dirigirse al Señor y le decía con
frecuencia, "Mi Soberano Maestro, si Vos no lo quisieras, no sucedería esto,
pero os doy gracias de haberlo permitido para hacerme semejante a Vos."
Y así iba creciendo en
Margarita un gran amor a la oración y al Santísimo Sacramento. Ella se
lamentaba, pues sentía que no sabía como orar, y fue el mismo Señor quien le
enseñaba. El la movía a arrodillarse ante El y pedirle perdón por todas sus
ofensas y después de adorarlo, era el mismo Señor quien se le presentaba en
El misterio que El quería que ella meditase. Y consumido en El, crecía en
ella el deseo de solo amarlo cada vez mas.
Cuando su madre y sus
parientes empezaron a hablarle de matrimonio, la joven Margarita no podía
sino sentir temor, pues no quería en nada ir en contra de aquel voto de
entrega exclusiva a Dios que una vez había pronunciado. Pero era grande la
presión ya que no le faltaban pretendientes que querían empujarle a perder
su castidad. Por otro lado, su madre le insistía. Llorando ella le decía a
Margarita que no tenía mas esperanzas para salir de la miseria en que se
hallaban mas que en el matrimonio de Margarita, teniendo el consuelo de
poder retirarse con ella tan pronto como estuviera colocada en el mundo.
Todo esto fue muy duro para Margarita, quien sufría horriblemente. El
demonio la tentaba continuamente, diciéndole que si ella se hacía religiosa,
esta pena mataría a su mamá. Mas por otra parte la llamada de Margarita a
ser religiosa y el horror a la impureza no cesaban de influenciarle y tenía,
por gracia de Dios, continuamente delante de sus ojos, su voto, al que
sentía que si llegase a faltar, sería castigada con horribles tormentos.
Pero, la ternura hacia su
madre comenzó a sobreponerse con la idea de que, siendo aún niña cuando hizo
el voto, y no comprendiendo lo que era, bien podría obtener dispensas.
Comenzó pues Margarita a mirar al mundo y a arreglarse para ser del agrado
de los que la buscaban. Procuraba divertirse lo mas que podía. Pero durante
todo el tiempo en que estaba en estos juegos y pasatiempos, continuamente el
Señor la llamaba a su Corazón. Cuando por fin ella se apartaba un poco para
recogerse, el Señor le hacía severas reprensiones ante las cuales sufría
horriblemente. Dice Sta. Margarita: "Me lanzaba Jesús flechas tan ardientes,
que traspasaban mi corazón y lo consumían dejándome como transida de dolor.
Pasando esto, volvía a mis resistencias y vanidades"
En una ocasión Jesús le dijo:
"Te he elegido por esposa y nos prometimos fidelidad cuando hiciste el voto
de castidad. Soy yo quien te motivo a hacerlo, antes de que el mundo tuviera
parte en tu corazón... Y después te confié al cuidado de mi Santa Madre,
para que te formase según mis designios.
Finalmente el Divino Maestro
se le aparece todo desfigurado, cual estaba en Su flagelación y le dice: "¿Y
bien querrás gozar de este placer?- Yo no gocé jamás de ninguno, y me
entregué a todo género de amarguras por tu amor y por ganar tu corazón-
Querrás ahora disputármelo?". Comprendió ella que era su vanidad la que
había reducido al Señor a tal estado. Que estaba ella perdiendo un
tiempo tan precioso, del cual se le perdería una cuenta rigurosa a la hora
de su muerte. Y con esta gracia extraordinaria, revivió en ella el deseo de
la vida religiosa con tal ardor, que resolvió abrazarla a costa de cualquier
sacrificio, aunque pasarían cinco años antes de poder realizarlo.
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Las Doce Promesas del Sagrado Corazón
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En mayo de
1673, el Corazón de
Jesús le dio a Santa Margarita María para aquellas almas devotas a su Corazón las
siguientes promesas: |
* Les daré todas las gracias
necesarias para su estado de vida.
* Les daré paz a sus familias.
* Las consolaré en todas sus penas.
*
Seré su refugio durante la vida y sobre todo a la hora
de la muerte.
*
Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.
*
Los pecadores encontrarán en mi Corazón un océano de
misericordia.
*
Las almas tibias se volverán fervorosas.
*
Las almas fervorosas harán rápidos progresos en la
perfección.
*
Bendeciré las casas donde mi imagen sea expuesta y
venerada.
* Otorgaré a aquellos que se ocupan de la salvación de
las almas el don de mover los corazones más endurecidos.
*
Grabaré para siempre en mi Corazón los nombres de
aquellos que propaguen esta devoción.
*
Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi
Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros
Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía,
ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último
momento.
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La devoción al Sagrado Corazón de Jesús
El mes de Junio, consagrado a la devoción del Sagrado Corazón
Explicación de la fiesta
La imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos recuerda el núcleo central
de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que
nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin
medida.
Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con
la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo
imitemos especialmente en estos 30 días.
Esto significa que debemos vivir este mes demostrandole a Jesús con
nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos
tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros,
quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.
Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De
nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.
Debemos vivir recordandolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría
Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que
debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra
comunidad, con nuestras amistades, etc.).
Debemos, por tanto, pensan si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.
Es recomendable tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado
Corazón de Jesús nos ayuda a recordar su gran amor y, a imitarlo en este
mes de junio y durante todo el año.
Origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la
Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial
por ella.
Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a
ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los
hombres se alejaran de Él por el pecado.
Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a
quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen
comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados.
El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que
todos lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar nuestro amor
al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente
consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
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Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús
Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si un apersona
comulgaba los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le
concedería lo siguiente:
1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
2. Pondré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas las aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.
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Oración de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús
Podemos conseguir una estampa o una figura en donde se vea el Sagrado
Corazón de Jesús y, ante ella, llevar a cabo la consagración familiar a
su Sagrado Corazón, de la siguiente manera:
Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies,
renovamos alegremente la Consagración
de nuestra familia a tu Divino Corazón.
Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,
el Jefe protector de nuestro hogar,
el Rey y Centro de nuestros corazones.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa,
a nuestros vecinos, parientes y amigos.
Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras
alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo
y de nuestras diversiones.
Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y
sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.
Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestras comunidades.
Queremos ser instrumentos de paz y de vida.
Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la
falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.
Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti.
Confianza profunda, ilimitada.
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Te necesito Corazón de Jesús.
Necesito un amigo como Tú,
un amigo a quien consolar y compadecer,
un amigo que me cuide.
Te necesito, Corazón de Jesús
para sentir tu ansioso cuidado,
para contarte todos mis deseos
y compartir todas mis penas.
Dulce Jesús, guárdame a tu lado
junto a Ti todo el día,
aunque yo no me permitiría
apartarme de tu lado amado.
Sostenme con tu dulce mano,
guía mis pasos vacilantes;
y aunque caiga diez mil veces,
no temeré, confiaré.
Y Tú me enseñarás ¿no?
cada deber a cumplir;
y esto será mi única delicia:
hacer tu amable voluntad.
Sólo te hago una petición,
esta recompensa imploro:
por cada pensamiento, palabra y acto,
amarte más y más.
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AL SAGRADO CORAZON
¡Oh Corazón del más tierno Maestro!
¿Cómo alabar tus grandezas?
¡Ay! ¿cómo reconocer
tus innumerables favores?
De este divino santuario
¿quién nos contará su atractivo?
¡Oh cielo, desvela a la tierra
el más dulce de tus secretos!
En tus atrios tan queridos,
el Dios Salvador cada día,
enseña a los justos y a los pecadores
la fuerza de su amor;
el Corazón de este Padre cariñoso
no ofrece sino paz y perdón.
¡Oh Cielo, enseña a la tierra
a bendecir a este Dios tan bondadoso!
Escondido en su santuario,
el Salvador nos repite
este oráculo saludable:
“Sed humildes y mansos de corazón”.
Sobre el altar como en el Calvario
no revela sino amor.
¡Oh Cielo, ven a ayudar a la tierra
a pagárselo en retorno!
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