Con el paso del tiempo nos damos cuenta de que hay batallas que ya no merecen la pena. Damos por perdidas muchas conversaciones, sueños de juventud e incluso a ciertas personas.
Lejos de asumir estos hechos como pérdidas reales hemos de verlo como lo que son. Aspectos sobre los que una vez pusimos ilusiones para darnos cuenta de que, efectivamente, no valían tanto nuestras preocupaciones ni nuestros anhelos.
Crecer, madurar y avanzar con el tiempo es como ir colocando las piezas de un rompecabezas más o menos perfecto. Durante una época nos aferramos a encajar fragmentos imposibles en los lugares equivocados.