Mi querida hija:
He
querido escribirte esta carta porque de pronto sentí la necesidad de
hacerlo. Tu vida y la mía se han ido alejando poco a poco, como es
natural. Los años pasan y tú debes ir en busca de tu futuro y de tus
sueños... Pero quiero que sepas que yo me siento infinitamente orgullosa de ti, de todos tus logros y de tu manera de ser.
Quiero que persigas tus sueños, que sigas ese sendero que la vida tiene destinado para ti, que sigas luchando por tus ideales.
¡Esa es la actitud correcta!
Camina por la vida con valentía y ese orgullo que te caracteriza... Sé que a veces has sentido temor de lanzarte al mundo sola, pero quiero decirte que en tu caminar,
debes llevar siempre la frente en alto, orgullosa de ti misma, honesta,
sincera... y sobre todo con esa humildad que se necesita en el corazón
para poder comprender a los demás.
Yo sé que la vida es así. Sé que no podemos
vivir siempre pegados a nuestros padres, y aunque el corazón se me llene
de tristeza, tengo que dejarte partir... para que seas tú quien forje
tu destino. Sólo recuerda que aquí, en este
hogar, está una mujer llena de orgullo por ti, llena de amor por ti, por
esa hija que hoy se enfrenta a sus metas y sueños... y que tiene que
partir.
Esta carta encierra todo el inmenso amor que siento por ti. ¡Te amo, y espero que me lleves presente en tu pensamiento y corazón!
Eres mi hija, mi
princesa, una mujer llena de virtudes que camina por los senderos de
Dios y que lleva consigo todo el amor del mundo...
¡Vive tu vida!
Y cuando necesites a mamá,
te estaré esperando con los brazos abiertos...
Te amo, mi princesa.
Tu madre.
25/06/2013 © Autor: Shoshan