Tenemos una serie de artículos en ElBlogVerde relacionados con la
contaminación que intentan denunciar la degradación que sufren los
distintos ecosistemas del mundo.
Otros Datos de Interés
Los productos contaminantes suelen ser químicos,
pero también pueden ser en forma de energía (sonido, calor, o luz), o
incluso genes que contaminan un organismo vivo. A veces el contaminante
es una natural, pero su punto en común es que provoca una alteración
negativa y por lo general, se es debida a la actividad humana.
El Blacksmith Institute,
una ONG que se encarga de analizar la contaminación en el mundo, ha
clasificado los países según su nivel de contaminación, siendo los
primeros de la clasificación del informe de 2007: Azerbaiján, China,
India, Perú, Rusia, Ucrania y Zambia
La contaminación atmosférica
Como
sabemos, existen diferentes formas de contaminación en el planeta
Tierra. Todas las formas de contaminación son nocivas para el medio ambiente.
No obstante, ahora mencionaremos la contaminación atmosférica pero no
debemos olvidar que todo tipo de contaminación es igual de perjudicial.
La contaminación atmosférica en zonas urbanas,
que se caracteriza por la presencia de finas partículas (aerosoles,
incluyendo el carbono) y el smog urbano (incluído el ozono) es bien
notoria y causa cada año la muerte prematura de 2,3 millones de personas
en el mundo aproximadamente, de las cuales 400.000 están en Europa,
según la Organización Meteorológica Mundial y la Comisión Europea.
Actualmente, en Europa existen tantos índices de calidad del aire como
la cantidad de ciudades que hay. Cada ciudad ha desarrollado su propia
escala y su propia representación. Los datos, tanto centralizados como
normalizados, son actualizados todos los días y durante todas las horas
del día, tanto de la contaminación atmosférica como de la contaminación
del tráfico, especialmente en zonas cercanas a las carreteras.
Estos
índices tienen en cuenta a los contaminantes más problemáticos de las
grandes ciudades europeas en las que el dióxido de nitrógeno (NO2), el ozono (O3) y las partículas (PM) encabezan
la lista. La evaluación de la calidad el aire se basa en las
reglamentaciones europeas para los episodios de contaminación y sobre
los valores límite que no deberían ser superados.
Tal como vemos, y
sólo hemos mencionado la forma de contaminación de la atmósfera, esta
es una de las principales causas que dañan a nuestro medio ambiente.
Otros tipos de contaminación
Normalmente
cuando se habla de contaminación todo el mundo piensa en la
contaminación del aire, de los ríos… Sin embargo, todos los días estamos
rodeados de otros tipos de contaminación, a veces casi sin darnos
cuenta. Estos son algunos de los otros tipos de contaminación existentes:
Contaminación acústica
Día a día, sobre todo aquellos que viven en grandes ciudades, estamos sometidos a ruidos
e interferencias de todo tipo. Cláxones, el bullicio de la gente,
sonidos de alarmas, el ruido de una fábrica cercana, unos vecinos
demasiado ruidosos, el tráfico, las sirenas de las ambulancias… Parece
una tontería, pero son claros ejemplos de contaminación acústica.
Este tipo de contaminación no solo perturba el medio ambiente, sino que también puede desembocar en una gran disminución en la calidad de vida, en problemas de salud y desequilibrios emocionales, desde estrés hasta depresión, pasando por distintas fobias.
La contaminación acústica se mide en decibelios.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nivel máximo de
decibelios que se puede soportar sin ser perjudicial, son 70 decibelios.
Contaminación lumínica
La contaminación lumínica se refiere a todas aquellas luces producidas de forma artificial
usadas durante la noche que exceden en gran medida las necesidades de
uso. Si imaginas Las Vegas o Tokio encontrarás ciudades con claros
ejemplos de contaminación lumínica.
Este tipo de contaminación es mucho más perjudicial de lo que podría suponer. Uno de sus principales problemas es el enorme gasto de energía que supone, energía que se crea en centrales que emiten grandes cantidades de dióxido de carbono para producir tal cantidad de electricidad.
Por otro lado, la contaminación lumínica
produce un efecto de “aclaramiento” del cielo que dificulta cada vez
más la observación del cielo nocturno. Todo ello sin hablar de los
problemas que puede suponer para el tráfico aéreo, para los ecosistemas
nocturnos, para el desarrollo de plantas y árboles e incluso para la
salud del ser humano.
Contaminación térmica
Se refiere a la disminución de la calidad del aire o del agua
a causa de un aumento o descenso repentino de la temperatura. La
contaminación térmica tiene graves consecuencias sobre animales y
plantas. En las grandes ciudades, casi sin darnos cuenta, todos sufrimos
la contaminación térmica. Los gases y vapores producidos por las
industrias han producido lo que se ha dado en llamar “isla de calor”, una especie de niebla caliente que flota sobre nuestras cabezas.
Como nos afecta la contaminación
Consideramos que la contaminación no es un tema menor y, por ende, creemos que las poblaciones de todos los países, y no sólo de España,
deberían estar bien informados sobre un tema tan importante para la
humanidad como lo es éste porque la contaminación nos involucra y nos perjudica a todos y en todos los países del mundo. Si no existiera la contaminación, una vida más saludable sería posible.
La contaminación del aire, del suelo, del agua y muchas otros tipos de contaminación no hacen más que poner en peligro a
nuestro medio ambiente. Pero ¿cuál es la magnitud de la amenaza,
cuáles son las consecuencias en nuestra salud y hay posibilidades de
remediarlo?.
La incertidumbre
es bastante grande para muchas personas y, por ello, consideramos
conveniente dejar aquí una serie de artículos que explican
detalladamente esta situación a la que se enfrentan todos los seres
vivos del planeta. Seguramente, son muchas las personas interesadas en
profundizar más sobre el tema de la contaminación para aprender a
evitarla o, al menos, a hacer algo para que disminuya en lugar de
incrementarla.
Reducir la contaminación, un reto de todos
La contaminación
ha aumentado de forma casi exponencial en el planeta en los últimos
años, eso es un hecho. En lugar de intentar revertir esta situación, que
pone en jaque el legado que vamos a dejar a nuestros descendientes,
parece que cada uno mira para otro lado para echarles las culpas al
otro. En cuestiones de contaminación, todo el mundo afirma ser el más
limpio, el más verde y el más respetuoso. Y, mientras tanto, el agujero
de la capa de ozono sigue creciendo (como ya es algo normal, cotidiano,
ya nadie habla de ello), las temperaturas del planeta sigue aumentando y
el cambio climático se acelera.
Para frenar esta situación, es necesaria la colaboración de todos. En primer lugar, de los que mandan. De políticos, instituciones y organizaciones gubernamentales.
Ellos son quienes tienen la llave para un futuro más prometedor. Sin
embargo, siempre parece haber cuestiones más importantes. La
contaminación y el deterioro que produce en el planeta parecen ser
cuestiones de tercera o cuarta importancia cuando hay por el medio
tantos intereses económicos, tantos enemigos a los que fastidiar, y
tantos amigos a los que allanarles el camino. Lo que está claro es que
sin unas políticas férreas respecto a la contaminación, que aboguen
claramente por las energías limpias y renovables y que planteen un
futuro basado el desarrollo sostenible, es muy difícil que el resto se
“pongan las pilas”.
Y por el resto, nos referimos, por un lado, a las empresas, compañías,
llamémoslo como se quiera, que merced a su actividad contribuyen al
aumento de la contaminación. Como hemos dicho, sin una legislación que
ponga límites muy estrictos respecto a los niveles de contaminación, es
muy difícil controlar las actividades de entes cuyo fin último es ganar
dinero. Sin embargo, también debería formar parte de las empresas, de su
responsabilidad social, de su imagen de marca, el
investigar nuevas formas de producción que no solo mejoren el
rendimiento y optimicen las inversiones, sino que contribuyan al respeto al medio ambiente.
Por
otro lado, aparte de las actividades humanas de índole industrial, es
decir, todas aquellas industrias que ha creado el hombre en base a los
recursos del planeta, el hombre también es responsable de la contaminación en su día a día,
en su simple forma de vivir. En cada pequeño gesto, en caso cada cosa
que hacemos al día, podemos estar contribuyendo a la contaminación.
Cuando tiramos un chicle, colillas o bolsas al suelo, cada vez que
cogemos el coche sin una clara necesidad, cada vez que pisoteamos una
planta o un árbol, cada vez que decimos “no” a reciclar papel, cartón,
vidrios o plásticos, incluso cada vez que ponemos la música a todo
volumen estamos provocando contaminación acústica.
De una cosa no hay duda. El ser humano es el único culpable de la contaminación del planeta, y en manos del ser humano está revertir la situación. La naturaleza ya hace lo que puede, pero a veces es imposible crear a la velocidad que destruye el hombre.
Os dejamos unos enlaces para que podáis entender mas la importancia y la gravedad de la contaminación para nuestro planeta.