En los países en vías de desarrollo, el abastecimiento de alimentos suficientes, es en algunos casos desalentadores. La agricultura tradicional no puede soportar el tener una carga de población creciente, sobre un suelo limitado. La fertilidad de la tierra se consigue dejándola reposar,de esta forma regenera sus propios nutrientes, pero, el aumento demográfico hace esto muy difícil.
Por lo tanto la fertilidad disminuye, el suelo comienza a gastarse, a
erosionarse, su consistencia se vuelve similar a la de la arcilla
cocida. En el peor de los casos, se transforma en desierto.
Se sugiere, por lo tanto, realizar en el ámbito gubernamental, un inventario de recursos, tanto de suelo, vegetación, fauna, ríos, una combinación racional de tecnología, una descentralización de industria y de zonas urbanas, hacia otras menos pobladas. Todo esto será fácil de lograr si los gobiernos ejercen un verdadero control sobre los recursos.
Otro grave problema que enfrentan los países en desarrollo, es la falta de dinero. Hay algunas industrias que empleando procesos modernos, ponen fin a la mayoría de los contaminantes. Pero, indudablemente, esto implica mayores inversiones de capital.
El
Consejo Americano de Calidad Ambiental calcula que la Industria debe
invertir entre cuatro y cinco mil millones de dólares anuales en nueva
tecnología para la “no contaminación” y una cantidad menor, pero que
llevaría a un aumento de entre el 5 y 10 % de los costos, para eliminar
la contaminación ya existente y mantener la limpieza en el futuro.
Las corrientes fluviales debido a que fluyen, se recuperan rápidamente del exceso de calor y los desechos degradables. Esto funciona mientras no haya sobrecarga de los contaminantes, o su flujo no sea reducido por sequía, represado, etc.
En los lagos, rebalses, estuarios y mares, con frecuencia la dilución es menos efectiva
que en las corrientes porque tienen escasa fluencia, lo cual hace a los
lagos más vulnerables a la contaminación por nutrientes vegetales ya
sean nitratos o fosfatos.