Hatshepsut no hubiera podido ni soñar siquiera acceder al trono de no
contar con los apoyos que consiguió entre el clero del dios Amón en
Tebas mientras era la esposa de Tutmosis II. Las cuantiosas donaciones y
los privilegios que concedió a los sacerdotes, encabezados por la
eminencia gris del régimen, el visir Hapuseneb, fueron una forma de pago
por los servicios prestados, pues de no ser por el inmenso regalo que
recibió Hatshepsut de ellos, su legitimidad habría sido menor. Y este
valioso obsequio de la casta sacerdotal a la reina-faraón fue la célebre
Teogamia.
En la Teogamia, Hatshepsut declara al pueblo egipcio que su verdadero
padre no es Tutmosis I, sino el propio dios Amón, que con su sabia
previsión visitó una noche a la gran esposa real Ahmose y la permitió
concebir a la mujer que estaba sentada ahora en el trono de las Dos
Tierras con el beneplácito del panteón entero. Hatshepsut se declaraba
por ende primogénita de Amón, y su sustituta y fiel delegada en la
tierra, con lo que su figura se trocaba en completamente sagrada.
Hatshepsut, la primera mujer-faraón que se hizo esculpir como esfinge. MMNY.
Es necesario destacar que muy pocos faraones recurrieron a la
Teogamia para validar su derecho al trono, y su estatus pasaba a ser
poco menos que el de un dios vivo. El ardid de Hatshepsut y el alto
precio que tuvo que pagar a los sacerdotes por él, le asegurarían un
reinado tranquilo y sin disidencias, aunque acabaría pasándole factura a
la dinastía por la, desde entonces, imparable creciente influencia de
los sacerdotes de Amón.
Nombres
Como todo rey que accedía al trono, Hatshepsut tenía derecho a usar hasta cinco nombres diferentes: el de Horus, el de Nebty, el de Horus de Oro, y los dos principales, conocidos vulgarmente como nombre de nacimiento y nombre de coronación. Este último resultó ser el de Maat-Ka-Ra, es decir, "El espíritu de Ra es justo" y lo utilizó siempre conjuntamente con su nombre de nacimiento.
Sin embargo, este último apelativo sufrió una serie de cambios a lo
largo del reinado de Hatshepsut. Si bien la forma original del nombre de
nacimiento era Hatshepsut, en numerosos monumentos aparece de formas bien distintas: añadiendo la segunda parte de nombre y quedando como Hatshepsut-Jenemetamón, masculinizándolo en parte como Hatshepsu3 o completamente como Hashepsu. Sólo así se puede comprender la sorpresa de los egiptólogos
que descubrieron la existencia de esta mujer que jugaba en sus
apariciones, siendo representada varón, con sus nombres unas veces
escritos tal que había nacido hombre o mujer. Un curioso juego de
intercambio de sexos que sin duda realzó su carácter divino y concentró
en sí misma la dualidad que tanto veneraba el pueblo egipcio.
Actividad constructora
Capilla Roja de Hatshepsut—Karnak
"El" faraón Hatshepsut dedicó la mayor parte de su reinado a
embellecer el país y a restaurar los templos, con el beneplácito de sus
aliados los sacerdotes. Egipto, también había sufrido hacía dos
generaciones la última de sus guerras, cuando el abuelo de la reina, el
rey Ahmose, expulsó a los hicsos,
un pueblo semita que había conseguido dominar el país durante cien
años. Como habían hecho sus antecesores, Hatshepsut invirtió mucho en
borrar todos los daños ocasionados por la guerra de liberación que había
elevado a su dinastía a lo más alto.
Dejó su impronta en el templo de Satet, en la isla Elefantina, en el Speos Artemidos en honor de la diosa Pajet.
Sin embargo, el centro de acción principal de la reina fue su ciudad, la pujante Tebas. Se implicó en el recinto de las barcas sagradas de Luxor, edificó la llamada Capilla Roja del enorme templo de Amón en Karnak y, de las canteras de Asuán, mandó hacer los obeliscos más grandes que se habían erigido en Egipto hasta entonces, y los llevó a Karnak decorados con electrum,
aleación de oro y plata. Se cree que el obelisco inacabado que aún hoy
se puede ver en Asuán data del reinado de Hatshepsut, y de haberse
acabado habría sido el mayor de toda la historia del país.
Aunque no fue en Karnak
donde Hatshepsut desplegó toda su imaginería, sino en la orilla oeste
de Tebas, la necrópolis de entonces. En aquella época, los faraones
hacían construir, además de su tumba, un templo funerario algo alejado
de ésta, que sirviera a un mismo tiempo para proteger y recordar al
difunto. Hatshepsut escogió el paraje de Deir el-Bahari para edificar su templo de millones de años, y encargó la tarea a su arquitecto favorito, Senenmut.
El resultado final fue envidiable: construido al lado del templo de Mentuhotep II,
el de Hatshepsut es una de las joyas del Antiguo Egipto y uno de los
destinos más visitados por los turistas. Conocido por aquel entonces
como el Dyeser-Dyeseru (el sublime de los sublimes), su
estructura en forma de largas terrazas y de rampas con suave
inclinación, de estilo similar al de Mentuhotep II, le hacen fundirse a
la perfección con la roca y el entorno. Uno de los misterios en dicho
templo radica en un sector sellado como una caja en la pared en que se
puede observar por un lado a Hatshepsut en actitud amatoria y a Senenmut
en la otra cara, como receptor de la pose amatoria de la reina, lo que
deduce un íntimo vínculo (prohibido por su linaje) entre el arquitecto y
la reina-faraón.
Campañas militares
Hatshepsut
ha pasado a la historia como una gobernante pacífica y que prefirió
gastar parte de su tesoro en construir templos en vez de conquistar
territorios, pero lo cierto es que hubo al menos seis campañas durante
sus 22 años de reinado. Hay que destacar que la mayoría de éstas no
pasaron de ser meras escaramuzas o actividades disuasorias cuya única
finalidad era disuadir a los siempre belicosos pueblos fronterizos de
atacar a las Dos Tierras.
-
- Primera campaña. Era casi costumbre que al morir un faraón,
los pueblos nubios atacasen las fronteras meridionales y quemasen
algunas de las fortalezas del lugar, a modo de tanteo de cómo
reaccionaría el nuevo monarca. Hatshepsut no se dejó avasallar y, pese a
que aún era sólo reina regente, fue a Nubia y dirigió los ataques.
-
- Segunda campaña. En este caso los enemigos fueron tribus de
Siria-Palestina, cuyos continuos ataques a los puestos fronterizos
hicieron responder a Egipto. Se ignora la fecha exacta de esta acción
bélica, aunque es muy posible que acaeciese cuando Hatshepsut ya había
sido coronada. Una cosa que parece segura es que la reina no viajó al
frente en esta ocasión.
-
- Tercera y cuarta campañas. El motivo vuelve a ser Nubia. Se
desconoce por qué los nubios se revolvieron tanto en época de
Hatshepsut, pero las tropas egipcias fueron implacables. La tercera
campaña fue en el año 12º y la cuarta en el 20º, y ambas se solucionaron
sin ningún problema. Se cree que en esta última participó Tutmosis III.
-
- Quinta campaña. Contra el país de Mau, al sur de Nubia. Fue
inmediatamente después de la cuarta campaña, tal vez debido a una
coalición de estos dos pueblos. Existen menciones a una caza de
rinocerontes, y también es probable que Tutmosis III estuviese al frente
del ejército.
-
- Sexta campaña. Una vez más, Tutmosis III -anticipando su
papel de rey guerrero que en su reinado en solitario acabaría por
desarrollar con excelentes resultados- marchó a Palestina y conquistó la
ciudad de Gaza,
que se había rebelado recientemente. Las fechas sobre esta campaña
datan de finales del reinado de Hatshepsut, quizás inmediatamente antes
de morir la reina. Como se puede ver, su papel era ya meramente
representativo, y Tutmosis III se había convertido en el monarca
dominante del curioso tándem real.
El viaje a Punt
Otro hecho relevante del reinado de Hatshepsut fue la doble misión a Punt, el país legendario de donde procedían los mejores árboles de incienso y mirra, que probablemente estaba en una región de la actual Somalia,
aproximadamente en el año 15º de su reinado. Comandada por Nehesi,
portador del sello real, la expedición fue tanto por tierra como por
mar, y durante ella no sólo se dedicó la delegación egipcia a comerciar,
sino que también hizo un minucioso estudio de la fauna y la flora de
Punt, así como de la organización política y social del lugar.
Tuvo que ser tan importante esta acción para la posición de
Hatshepsut, que no dudó en decorar gran parte de las paredes del
Dyeser-Dyeseru con escenas de aquel mágico periplo por el que sería
recordada durante mucho tiempo por la población llana. No sólo fue un
éxito al conseguir importar la preciosa mirra a Egipto, sino que trajo
extrañas especies animales antes nunca vistas y generosos cargamentos de
oro, marfil, ébano y otras maderas preciosas que enriquecieron
considerablemente las arcas reales y las de los templos.
Aun así, es extraño que Hatshepsut pusiera tanto empeño en promocionar el viaje a Punt, un país que se conocía ya desde la época de las pirámides,
y sólo puede explicarse como una parte más de la intensa propaganda que
distribuyó por el Dyeser-Dyeseru y por otros lugares del país con el
único fin de legitimar su posición. Sin lugar a dudas, en aquel momento
de su reinado, con la inauguración de su hermoso templo y el regreso de
los viajeros del Punt, Hatshepsut había llegado al cenit de su gobierno.
Decoración del templo de Hatshepsut en Deir el-Bahari.
Descendencia
Lo único que se sabe a ciencia cierta es que Hatshepsut fue madre de una hija, a la que puso de nombre Neferura4 y cuyo cuidado encargó a su arquitecto favorito, Senenmut.
Se ignora el verdadero papel de este hombre en la trama; no son pocas
las voces que dicen que fue él el padre de Neferura y no Tutmosis II, y
que hubo una tórrida historia de amor entre el arquitecto y canciller
real y la reina, una historia que pese a ser muy interesante desde el
punto de vista novelesco, sigue sin estar demostrada. A favor de todo
esto hay algunas pruebas, como que aparezcan en actitud ciertamente cariñosa Senenmut y Neferura, o un ostracón
hallado en las cercanías del templo de Deir el-Bahari donde se ve a un
faraón femenino teniendo relaciones sexuales con un hombre. Aun así,
aunque cada vez más voces se alzan a favor de un romance de Hatshepsut
con Senenmut, se sigue pensando que Neferura era hija de Tutmosis II.
También se ha divagado mucho acerca de la posible maternidad de Meritra Hatshepsut,
quien sería más tarde gran esposa real de Tutmosis III. Debido a su
nombre, siempre se pensó que era la segunda hija de Hatshepsut, pero era
realmente extraño que nunca se la mencionase en vida de su presunta
madre, mientras que Neferura apareciese tan a menudo. Actualmente parece
haber quedado claro que, pese a llevar su nombre, Meritra Hatshepsut
era en realidad hija de la dama Huy, una mujer muy influyente en la
corte de entonces, y quizás aquel apelativo tuviese como destino halagar
a la reina-faraón. Así podría entenderse por qué cuando Tutmosis III
comenzó a perseguir la memoria de su madrastra, su gran esposa real
optase por llamarse simplemente Meritra.
Según los estudios del Museo de El Cairo, patrocinados por Discovery Channel y liderados por el egiptólogo Zahi Hawass, la descendencia de Tutmosis padecía de una variedad de viruela hereditaria, a la que no escapó ningún descendiente.
Desaparición
Muerte de Hatshepsut
Sin
embargo, fue a raíz de la finalización del templo de Deir el-Bahari,
sobre el año 15-16 de reinado, cuando la estrella de Hatshepsut comenzó a
menguar a favor de la de Tutmosis III. El rey era un joven que cada vez
ansiaba más el poder, y a cualquier precio. Así, no es de extrañar que
en apenas un año murieran los dos principales sustentos de la reina y
sus más grandes apoyos, Hapuseneb y Senenmut. Y por si no fuera poco,
poco después murió la gran esperanza, el arma secreta de la reina, la
princesa Neferura.
Los golpes que sufrió Hatshepsut en torno al año 16 de su reinado
fueron tan grandes que a partir de entonces la reina se retiró
parcialmente del cargo y el otro rey, Tutmosis III, comenzó a tomar las
riendas del gobierno. Al parecer, la ambición de Hatshepsut era aún más
grande y no estaba satisfecha con ser ella sola "faraón", sino que se
proponía inaugurar una auténtica dinastía femenina de reyes, y por esa
razón declaró "Heredera" a su amada hija Neferura. La muerte de la
princesa fue tan repentina y favorable a Tutmosis III que hay quien
piensa que fue intencionada, y que consiguió su objetivo: derrumbar a la
reina-faraón.
Tutmosis III, corregente y sucesor de Hatshepsut
Hatshepsut murió en su palacio de Tebas tras un largo reinado de 22
años, abandonada por todos. Se ignora la edad de su muerte, pero se
estima que debería oscilar entre los cuarenta y los cincuenta años. Años
atrás no se sabía cómo murió exactamente, si fue muerte natural o
durante un golpe de estado liderado por su hijastro, Tutmosis III, que
en esa época era virtualmente el único rey, pues Hatshepsut se había
retirado de la lucha.
Según el National Geographic y el arqueólogo Zahi Hawass, la momia fue escaneada y se encontró que la reina había padecido en vida, de una avanzada osteoporosis y un cáncer maligno en la zona del abdomen que le pasó al hueso de la cadera; además había contraído un absceso
séptico en su cavidad bucal que bien pudo provocar un shock septicémico
como causa más probable de su muerte que un atentado a su vida. Según
estas últimas investigaciones, su muerte estuvo precedida de largos
meses de intensos dolores y fiebres.
Su tumba se encuentra en el Valle de los Reyes y está catalogada como KV20.
Existen indicios de que mandó ampliar la tumba de su padre para ser
utilizada también para ella. El amor y la lealtad que la hija profesó al
padre tuvo que ser tan grande que quiso permanecer junto a él
eternamente.
A su muerte, Tutmosis III se convertiría en un gran faraón que,
emulando a su abuelo Tutmosis I, realizó numerosas campañas y ascendió a
Egipto al rango de gran potencia mundial. Pero jamás lo habría logrado
sin la preparación a la que lo sometió su tía-madrastra.
El nombre de Hatshepsut y el de su fiel colaborador Senenmut fueron
borrados sistemáticamente de los anales y edificios egipcios. Durante
mucho tiempo se creyó que el postergado Tutmosis III había sido quien
ordenó el virtual "olvido" de esta enérgica reina, pero cada vez más
egiptólogos apoyan la teoría que su nombre fue borrado por cuestiones
más bien de conveniencia que de venganza. Existía en Egipto una conjunto
de familias identificadas con Hatshepsut, su familia antes de desposarse con Tutmosis II. Al morir la reina, Tutmosis III
pudo haber borrado el nombre de su madrastra a fin de legitimar su
ascendencia al trono, como heredero real de Tutmosis II, y así frenar
las pretensiones de la poderosa familia de Hatshepsut. Esta postura está
adquiriendo cada vez más fuerza, por las evidencias arqueológicas
encontradas en Deir el-Bahari. Si hubiera habido una venganza, su legado
artístico y arqueológico hubiera sido borrado de Egipto. Sin embargo,
la reina fue hallada en un excelente estado de conservación con parte de
su ajuar.
La momia de la reina Hatshepsut
En el 2005 Zahi Hawass,
director del Egyptian Mummy Project y secretario general del Consejo
Supremo de Antigüedades y su equipo, se enfocaron en una momia llamada
KV60a, descubierta más de un siglo antes. En ningún momento se creyó que
ésta momia era tan importante como para retirarla del suelo de una
tumba menor en el Valle de los Reyes ya que se encontró sin un ataúd y
sin los tesoros que distinguían a los faraones, descubriéndose muchos
años más tarde que era la momia de la reina faraón.
La momia de Hatshepsut fue presentada al público en junio de 2007, después de un largo periodo de incertidumbre acerca de su correcta identificación. Zahi Hawass,
Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades en Egipto,
aseguró que se trataba del descubrimiento arqueológico más importante
desde el hallazgo de la tumba de Tutankamón, en 1922.
Ambas momias fueron descubiertas en la tumba KV60 del Valle de los Reyes.
Este sepulcro fue mandado construir por la propia Hatshepsut destinado a
su nodriza, a la que profesaba un gran cariño, la dama Sitra. En él se
hallaron los cuerpos de una mujer de unos cuarenta o cincuenta años y de
una anciana de más de sesenta años, que presentaba la peculiaridad de
tener el brazo izquierdo doblado en la posición típica de las reinas
difuntas. El descubrimiento de la momia fue motivo de varios
interrogantes: ¿cómo llegó allí, quién era la dama del sarcófago, y
porqué la momia "real" estaba en el suelo?.
Se sabe que la momia fue encontrada en medio de gran cantidad de
lienzos de lino, desnuda, calva, obesa, y con signos de haber sido
trasladada de su ubicación original. En un principio se consideró que la
momia obesa era alguien poco importante que no merecía una gran
sepultura. Cuando fue hallada, sus descubridores no prestaron atención a
la postura del brazo, limitándose a escribir de ella que "tenía pechos
enormes que caían como péndulos". Después, los descubridores de la KV60
se limitaron a ordenar la muy desordenada tumba (según ellos, había
muchísimos objetos diseminados por todo el suelo) y a depositar la momia
en un ataúd nuevo de madera fabricado en El Cairo.
Mucho tiempo después, se comenzó a estudiar la identidad de cinco
momias femeninas no identificadas. Se presumía que una de esas momias
sería la de Hatshepsut. Zahi Hawass ordenó traer un escáner TAC (donado por Siemens) hasta el Valle de los Reyes, donde se tomaron imágenes de alta resolución de las momias guardadas en KV60.
Antes de verificar la identidad de la momia ya se había descubierto
el hígado momificado que, con toda certeza, pertenecía a Hatshepsut.
Junto al hígado estaban los intestinos y un molar con una sola raíz:
esta pieza fue la clave para su correcta identificación. La caja de vasos canopos fue hallada en el escondrijo de momias reales DB320, lo cual hizo pensar inicialmente que el cuerpo de Hatshepsut sería alguno de los no identificados en DB320.
El escáner de la mandíbula de la momia obesa mostró la ausencia de
una pieza molar, de la que solo quedaba una raíz. Inmediatamente se
llamó a un odontólogo forense quien determinó que la raíz y la pieza
dental hallada en los vasos canopos de Hatshepsut eran partes de la
misma muela: ambas piezas coincidían perfectamente. Basándose en este
hallazgo, se determinó que la momia obesa era el cuerpo de Hatshepsut.5