En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor
que, al contemplarte en la cruz, vea con los ojos de mi corazón un
signo de amor, de perdón, de liberación. Dame la gracia de contemplarte
como lo hizo tu Madre santísima allí al pie de la cruz; que sea fuerte y
que pueda acompañarla, que la pueda consolar, que pueda ser otro san
Juan que no tenga miedo a la cruz, que sea perseverante hasta el final.
Amén
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 3, 14-21
En
aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: ¨Así como Moisés levantó la
serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del
hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. ¨Porque tanto
amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que
crea en él no perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no
envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se
salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree
ya está condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La
causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los
hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas.
Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para
que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a
la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están
hechas según Dios¨.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
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"Así
ha de ser elevado el Hijo del Hombre, para quien crea en él tenga vida
eterna" y es así como lo contemplamos.Muchos israelitas en el desierto,
con sólo mirar a la serpiente elevada, fueron curados; pero para
nosotros es muy diferente porque no nos basta con mirar, sino que
debemos contemplar. La diferencia radica en que lo que veían los
israelitas fue hecho por las manos del hombre, pero lo que nosotros
contemplamos es a Dios, a Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Para nosotros no basta ver,hay que creer, dice Jesús en este Evangelio,
por eso hay que pedirle que aumente nuestra fe.
Jesucristo
no ha venido a juzgar sino a perdonar y si queremos imitarle debemos
pedirle que nos enseñe a ser misericordiosos; que por medio de nuestros
gestos y nuestras palabras, podamos llevar amor, perdón, esperanza a
quienes más lo necesita. Y que en este tiempo de Cuaresma nos permita
experimentar su misericordia y nos deje cubrirnos por ese manto suave,
ligero, perfumado de amor, que no se cansa de limpiarnos, que está
siempre esperándonos.
Por
último pidamos a María Santísima que nos ayude a ser luz para los
demás; que nuestros actos, nuestros trabajos de la vida cotidiana, sean
verdaderas lámparas que iluminen y acerquen a los demás al amor de Dios.
Quien
ha encontrado a Jesús ha experimentado el milagro de la luz que rasga
las tinieblas y conoce esta luz que ilumina y aclara. Querría, con mucho
respeto, invitar a todos a no tener miedo de esta luz y a abrirse al
Señor. Sobre todo querría decir a quien ha perdido la fuerza de buscar,
está cansado, a quien, superado por las oscuridades de la vida, ha
apagado el deseo: "¡Levántate, ánimo, la luz de Jesús sabe vencer las
tinieblas más oscuras; levántate, ánimo!".
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de enero de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte
uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si
crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a
continuación.
Hoy, al contemplar una imagen de Cristo crucificado reconoceré el gran amor que Dios me tiene y se lo agradeceré.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.