
El brote florece. Aquel capullo comprimido en su esencia, se abre al calor del Espíritu. Descubriéndose así pétalo tras pétalo... Es la señal de la nueva creación que proviende de las manos de una mujer, guiada por el Padre que esta en el cielo. La nueva cración tendrá inicio desde el impulso del Espíritu Santo. Es El que en María se hace grande...el Señor. Es María en la totalidad del ser impregnado de Gracia, que canta, que se convierte en un sublime instrumento de la gloria de Dios. María es el primer altar de total disposición, donde Jesús iniciara su aventura como hombre. Será el símbolo, la huella, el siervo enviado por el Padre. Es María, por tanto, el especio prdilecto, el vaso de elección, la persona destinada a enaltecer a su Señor. En María nace el aumento a la comprensión que de la caricia llegara a la "espada que traspasará su alma". Y como diría Jesús: "A cada día le bastan sus preocupaciones". Por ahora María vive la fuerza del Espíritu Santo que en ella rebosa. Aunque por el gozo y la alegría el músculo del corazón parece insuficiente para retener el amor que lleva dentro. Solamente ella tiene el sentido de la medida de un corazón inmaculado, capaz de acoger creado por la Gracia para un proyecto del Padre.
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