Muchos creen que las personas que desarrollan ansiedad o depresión se trata de un simple estado de ánimo que se puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Esas personas no pueden simplemente ir a dormir y recuperarse de ese trastorno. Para una persona con ansiedad o depresión la vida es difícil y dolorosa y no por elección, no es algo que puedan cambiar, es una enfermedad. Esas personas no pueden simplemente sonreír y tomar café como si nada pasara.
Es arrogante creer que estas personas solo fingen. La ansiedad no se puede apagar. No es algo que cada día elijas tener; te afecta, y te afecta de formas que ni siquiera podrías imaginar. Quien padece esto, algunos días se siente libre de ello, creen que se han recuperado, sienten esperanzas de nuevo; pero de pronto, el temor los arrastra una vez más, la ansiedad reaparece en los rincones más oscuros de sus mentes. Justo cuando te empiezas a sentir cómodo, vuelves a caer, te sacude la vida.
Las personas con ansiedad no pueden elegir ser felices, no tienen un botón de pausa ni apagado en el cerebro. Cuando le decimos a alguien con ansiedad que solo necesita relajarse, minimizamos la enfermedad. Como si no fuera real, como si no les afectara; como si no fuera algo por lo que deberían estar preocupados.
Es como reaccionar ante otras circunstancias, por ejemplo, decirle a alguien con una fractura en la pierna que no actúe de forma exagerada y que camine y ya. ¿Serías capaz de decirle a alguien con cáncer que solo sonría y siga con su vida? ¿Le dirías a alguien con esclerosis múltiple que ignore el dolor crónico y se relaje? No lo creo, ya deja de ver la ansiedad como si no fuera nada. Es una enfermedad que puede quebrar el alma de las personas
Deja de decir a esas personas que solo sonrían porque ni siquiera saben cómo hacerlo de forma honesta. Deja de decirles que pongan música para alegrarse o que elijan ser felices. Ya deja de decirles que no tienen de qué preocuparse porque ninguna de esas frases les hace bien porque es que para las personas con ansiedad toda su vida es de preocupación. No los juzgues porque no tienes idea por lo que están pasando.
La verdad es que nunca sabrías la sensación real que los envuelve a menos que pases por lo mismo. Solo queda ser comprensible, respetuoso y no empeorar su situación con frases vacías y sin sentido. Tienes la fortuna de no experimentar esas emociones oscuras y extenuantes, de no experimentar episodios de pánico y miedo extremos. Así que, antes de juzgar a los que viven esa situación, recuerda que la ansiedad es una enfermedad mental. Una enfermedad después de todo. No es una etapa, es un trastorno.
Si realmente pudieran relajarse, lo harían. Pero no es algo sencillo, más bien imposible cuando siempre le invaden los miedos y las preocupaciones. Decirle esas frases no lo harán sentir mejor, por el contrario. Se sentirán en más angustia.