El gato, a diferencia del perro, no pertenece a nadie más que a él
mismo. Es más, somos nosotros quienes quedamos cautivos de sus artes, de
su liderazgo, de su sibilino encanto, ese que entiende de espacios y de
un amor donde no hay dependencia pero sí fidelidad absoluta.
En realidad, se podrían escribir manuales enteros sobre la psicología felina. Y si bien es cierto que lo primero que se dice de ellos es que son egoístas e independientes, en realidad, nunca es del todo cierto. De ahí lo interesante de su naturaleza, de ahí el interés que nos suscita.
El gato nos amará, nos respetará y defenderá como su propia familia. Son posesivos en cuanto a sus espacios, a sus rutinas y también respecto a sus dueños, no obstante, saben mantener muy bien las distancias sin llegar a asfixiar o a depender por completo de nosotros.
Disfrutan siendo mimados y casi adorados,
buscan el cariño diario pero cuando así lo exigen, aparece el límite y
se despegan para ensalzar su cuidada elegancia e independencia. Y sí,
puede llamarte la atención el brillo sincero de sus ojos, o su ronroneo
terapéutico y apaciguador, pero lo que de verdad nos gusta de los gatos
es su personalidad.
Los gatos son grandes meditadores
Vivimos en un mundo marcado por esas prioridades a veces inútiles que nos hacen despegarnos de lo que de verdad es importante: la luz del sol, la tranquilidad, nosotros mismos, aquellos a quienes amamos… Nos
envolvemos de artificios, de problemas en ocasiones sin importancia,
acumulamos cosas y perdemos de vista el almacenar vida, experiencias, emociones…
Para ellos, para los gatos, el mundo sigue el ritmo que
debe. La vida es pausada, se mide por instantes de descanso al sol, por
tardes de sofá a nuestro lado, por excursiones donde buscar el límite
para aprender y curiosear. Son criaturas sabias que abren sus miradas al
mundo como ventanas llenas de luz y esperanza.
En ocasiones, suele decirse que los gatos son grandes entendidos del mundo del yoga. Pueden pasarse largas horas meditando frente a una ventana o un cuenco de agua. ¿Qué verdades atisbarán sus sentidos? ¿Qué realidades se nos escaparán a nosotros, los humanos?
Pasan de la inmovilidad de su propio mundo, de su propia introspección a la acción en poco más de un segundo. Discurren entre las dimensiones de la reflexión y la actividad de una forma tan rápida que nos admiran y nos dejan sin aliento.
Y lo entrañable, es que cada cosa que hacen, la realizan con todos sus sentidos, que seguramente, no sean cinco, sino 6, porque su intuición, su capacidad para ir hasta nuestro regazo cuando más lo necesita un humano, es sin duda una virtud que sólo ellos tienen.
No solo los locos tienen gatos…
¿Quién dijo eso de que todo loco tiene un centenar de gatos? Los gatos son criaturas sabias y serenas que hacen la vida más rica, más simple e intensa a todo aquel que quiera experimentar lo que es vivir con un animal con esta personalidad.
Son ideales para niños, para ancianos, son fieles compañeros de tardes tranquilas, de instantes de relax en la cama y excelentes camaradas con los que convivir y de los que aprender cada día.