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~~CATECISMO~~: LA BIBLIA, SUS AUTORES Y COMPOSICION
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De: Atlantida (Mensaje original) |
Enviado: 20/02/2020 05:00 |
ios es el autor principal de las Escrituras. El contenido doctrinal, encierra toda la historia de la Revelación divina.
Por: Antonio Gracia | Fuente: Catholic.net
La
Biblia en cuanto a su contenido material –como lo indica su mismo
nombre- es una colección de libros, escritos por diferentes autores, en
lenguas, épocas y estilos literarios, distintos.
De tal manera que se puede afirmar que la Biblia es, en miniatura, toda
una biblioteca religiosa de un pueblo, recopilada en un solo volumen.
Con razón, san Jerónimo, traductor de las Escrituras al latín, llamó a este libro sagrado: "La Biblioteca divina".
Te invitamos a descubrir con mayor profundidad lo que contiene.
Supongamos que a alguien se le ocurriera coleccionar en un solo volumen
todas las obras que se han escrito sobre nuestra historia patria desde
su comienzo hasta nuestros días.
En ella tendríamos todo un compendio de temas, épocas y escritores con
diferentes estilos literarios. Tendríamos también, una línea histórica.
Algo similar ocurre con la Biblia, ya que en ella se nos presenta la
historia del Pueblo escogido a través de distintas épocas y obras
literarias.
A veces, perdemos mucho tiempo en la lectura de otros libros y el libro
más importante, la Biblia, que es la Palabra de Dios, ha sido dejado a
un lado.
El contenido doctrinal de la Biblia encierra toda la historia de la
Revelación divina, es decir, "la manifestación que Dios hace de sí mismo
y del misterio de su voluntad, misterio que nos es otra cosa que su
plan de salvación para todos los hombres" (Concilio Vaticano II).
A. Composición de la Biblia
Para poder desentrañar el mensaje profundo de la Biblia, conviene fijarnos en los personajes que contiene.
Hay dos protagonistas en la Biblia: Dios y el hombre.
Dios crea al hombre, lo rescata después de la caída, le promete la salvación y le salva con hechos concretos.
El hombre responde con variable docilidad a los planes de Dios, así se
hace artífice de su propia salvación y también protagonista.
Este protagonismo de Dios y del hombre está en la realización de los
hechos, en los relatos y en la escritura de los mismos. La Biblia no es
sólo hechos de Dios relatados por la pluma del hombre.
Hombre y Dios van tejiendo una historia común. Porque la Biblia es la
historia que nos presenta las relaciones de Dios con los hombres. Por
eso, es tan cercana y útil para nuestra vida actual.
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B. Palabra de Dios y palabra de hombre
Hay, pues, dos autores en la Biblia: Dios es el autor principal y el
hombre es el autor secundario. Es palabra de Dios porque de Él viene. Y
es palabra del hombre, porque surge de la inteligencia y de los dedos
humanos. Dios es como el corazón y el hombre como el instrumento.
Es palabra de Dios, pero con lenguaje y con sentir de historia humana.
Por eso, refleja el estilo y el carácter humano de quien la ha escrito
como instrumento de revelación.
Este procedimiento de Dios es fruto de su caridad y de su bondad. Para
darse a entender a los hombres, Dios se revela hablando en palabras
humanas, en lenguas humanas y en historias humanas, como recuerda el
Catecismo de la Iglesia Católica en el número 101.
A pesar de la diversidad de los autores, épocas y contenidos, la Biblia
es UN solo libro. Porque UNO es el Espíritu que la ha inspirado y UNA es
la palabra de Dios que se expresa en todas sus partes. Por eso, no se
puede leer un texto aislándole del resto, como hacen algunas sectas.
Dice el Concilio Vaticano II: "Dios habla en la Escritura por medio de
hombres y en lenguaje humano" (la Divina Revelación, # 12).
Tres principios encontramos en este pasaje:
• Dios habla en la Escritura,
• por medio de hombres y
• en lenguaje humano.
C. Dios nos habla en la Escritura como autor principal de ella.
La Biblia es la "Palabra de Dios". Es su pensamiento expresado a través
de sonidos humanos. Es su estilo de hablar a la humanidad.
Dios escogió un pueblo, el pueblo de Israel, en el cual, a través de una
larga historia, fue manifestando sus designios de salvación, por medio
de los acontecimientos y las obras que Él fue disponiendo (la Divina
Revelación # 14).
Pero no solamente Dios habla a un grupo de personas a través de su
palabra; habla también al individuo, nos habla a cada uno de nosotros,
para comunicarnos su mensaje de amor, de vida y de salvación personal.
Cada página de la Biblia es la misma voz del Señor que nos invita, que
nos llama, que se acerca a nosotros porque quiere comunicarnos algo: una
enseñanza, un consejo, una frase de aliento o una llamada de atención
cuando no sabemos corresponder a su bondad. Pero siempre es la palabra
del Padre que se preocupa por sus hijos porque busca su bien y su
felicidad.
Por eso, Dios es el autor principal de las Escrituras. Esto quiere decir
que la Biblia es ante todo obra divina, que está inspirada directamente
por Dios, que es Él quien nos habla para comunicarnos su mensaje.
Leemos en Timoteo 3, 16: "Toda Escritura es divinamente inspirada". Esto
es, toda Escritura es obra de Dios, que inspira al hombre lo que
quiere.
En 2 Pe 1, 21 se dice: "La profecía no ha sido jamás pronunciada por
humana voluntad, sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron los
hombres de parte de Dios".
Y el Concilio Vaticano II lo confirma: "La Iglesia reconoce que todos
los libros del Antiguo y Nuevo Testamento, con todas sus partes, son
sagrados y canónicos, por que fueron escritos por inspiración del
Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales han sido confiados
a la Iglesiaz" (Divina Revelación, # 11).
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D. Cómo se fue componiendo la Biblia
¿Cómo se compusieron los libros de la Biblia? Los acontecimientos que el
Pueblo de Dios fue viviendo desde sus orígenes se transmitían de viva
voz por el mismo pueblo.
Se fueron completando con más interpretaciones con el correr del tiempo,
para descubrir su verdadero sentido. Esta interpretación se hizo
siempre a la luz de la fe.
Al principio, se ponían ocasionalmente por escrito. Pasado el tiempo,
alguien recopiló los diversos escritos, las tradiciones orales y los
otros documentos existentes, formando así una herencia común redactada
para todo el pueblo. Esta redacción se convirtió finalmente en el libro
definitivo que ahora conocemos.
Los textos no siempre quieren presentar reportajes en directo, ni
narraciones históricas o científicas. Son reflexiones de la fe sobre las
grandes cuestiones del hombre o sobre los problemas que golpean a la
vida de la Comunidad en un determinado momento.
Estas reflexiones hacen avanzar la revelación a través de todo el
Antiguo Testamento, hasta llegar a la plenitud en el Nuevo. Pero el
misterio de todo este proceso está en que siempre actúa la asistencia
del Espíritu Santo. Por eso, el libro es fruto de la acción humana y de
la acción de Dios.
La Biblia no es un libro caído del cielo, como pretende serlo el Corán,
libro santo de los que practican la religión creada por Mahoma: "No hay
más Dios que Él, el poderoso, el sabio. Él es quien hizo bajar sobre ti
el libro de Él" (Sura 3, 6-7).
La Biblia ha tenido una larga historia, cuya reconstrucción está llena
de complejidades: no disponemos de fechas precisas y datos para todos
los libros de la Sagrada Escritura.
Por otra parte, no hay que olvidar nunca el dato de la tradición oral:
primero la tradición, después la Escritura; es más, la tradición se
mantiene como realidad viva que interactúa con los escritos durante todo
el periodo de la formación del Antiguo Testamento.
Incluso, después de haber sido puestos por escrito, la mayoría de los
textos bíblicos continuaron siendo leídos, actualizados, profundizados:
sólo al final, se consideró al Antiguo Testamento como algo finalmente
terminado.
Veamos ahora en este esquema las etapas de la formación del Antiguo Testamento:
a) El período de los patriarcas. El primer capítulo de la historia de
Israel está ligado a tres generaciones (o tribus) de patriarcas arameos:
Abraham, Isaac y Jacob (pertenecen al siglo XIX antes de Cristo,
aproximadamente).
b) El Éxodo. Para la segunda gran "palabra de Dios" hemos de
trasladarnos a los años 1250-1200 antes de Cristo. De un grupo de
esclavos, Israel, a través de la gran "Pascua de liberación", pasa a
convertirse en pueblo de Dios.
c) El periodo monárquico o de los reyes. Después de casi 200 años de
lucha por la ocupación de la tierra de Canaán, sigue la larga
experiencia de la monarquía (del año 1000 al año 587 antes de Cristo).
d) El Exilio o Deportación en Babilonia. El año 587 antes de Cristo cae
Jerusalén y con ella se desmoronan los fundamentos de la historia de
Israel: la dinastía de David, la libertad en la "tierra prometida", el
templo de Jerusalén.
e) El período de judaísmo. Se llama así porque sólo un "resto" de los
descendientes de Judá (hijo de Jacob y representante del Reino del Sur)
vuelve a Jerusalén y a la tierra santa.
E. Fechas de composición
El Antiguo Testamento se escribe durante el largo periodo que va desde
el reinado de Salomón, en el siglo X, hasta un siglo antes de Cristo.
El Nuevo Testamento, por su parte, se escribe desde unos veinte años
después de la muerte de Cristo, en vida de la primera generación de
cristianos hasta la muerte del último apóstol. Es decir, entre los años
50 y 100.
La Santa Biblia fue redactada por Profetas, sabios, poetas y apóstoles,
durante catorce siglos, pero todos dirigidos e inspirados por Dios para
que no escribieran ningún error espiritual. Los redactores más famosos
de la Santa Biblia fueron: Moisés, el rey David, los profetas, Isaías,
Jeremías, Ezequiel y Daniel. Los cuatro evangelistas San Mateo, San
Marcos, San Lucas y San Juan y, por el apóstol San Pablo.
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F. El lenguaje usado por los autores bíblicos
Si nos fijamos en nuestro estilo de hablar, veremos que una misma verdad la podemos expresar de múltiples maneras.
Corrientemente, no nos importa el modo, sino que vamos abiertamente a la
verdad que queremos expresar. Por ejemplo, esta es la verdad que quiero
comunicar: "estoy en una situación difícil que me hace deprimirme".
Para expresarlo a un amigo, le digo: "Oye, estoy hecho polvo". No cabe
duda que mi amigo me entiende perfectamente.
Otro ejemplo: un niño muere en un accidente. De este accidente son
testigos el papá y la mamá que iban con el niño, el policía de tránsito y
un señor extraño que pasaba por el lugar del siniestro.
Los papás, llevados por la impresión tremenda de que el muerto es su
propio hijo, contarán con un realismo quizá exagerado hasta los últimos
detalles del accidente.
El policía lo hará, probablemente, como quien relata un atentado
policiaco. Está tan acostumbrado a presenciar escenas similares, que ya
casi, una más, no le impresiona gran cosa.
Por su parte, el "señor extraño" que pasaba por allí y no tenía que ver
nada con la cuestión, dirá las cosas sin dejarse llevar por la emoción.
¿Cómo la vamos a juzgar nosotros que no presenciamos el accidente?
Si nos referimos a los papás, diremos quizás que al hacer el relato
fueron exagerados; del policía diremos que, como no se fijó bien,
mintió; y del testigo casual diremos que, al no importarle lo sucedido,
confesó cualquier cosa por salir del paso.
Todo esto está diciendo que a la hora de juzgar algo, hay que hacerlo
teniendo en cuenta quien lo dice o escribe, e incluso las circunstancias
del hecho sucedido.
El Concilio Vaticano II lo dice claramente: "Dios habla en la Escritura
por medio de los hombres en lenguaje humano; por lo tanto, el intérprete
de la Escritura, para conocer lo que Dios quiso comunicarnos, debe
estudiar con atención lo que los autores querían decir y lo que Dios
quería dar a conocer con dichas palabras. Para descubrir la intención
del autor, hay que tener en cuenta, entre otras cosas, los géneros
literarios" (La Divina Revelación, # 12).
Para hacer creíble su doctrina, los Testigos de Jehová y otras sectas,
aparentan mucha erudición en campo bíblico y profano. Pero naturalmente
no se trata de una verdadera cultura, puesto que su finalidad no es
buscar la verdad, sino apantallar, desviar la atención del problema
verdadero, crear la ilusión de que ellos están bien documentados y por
lo tanto, sus conclusiones son confiables.
En lugar de hacer un estudio serio sobre un tema determinado, los
Testigos de Jehová tratan de convencer, presentando una que otra cita,
tomada de alguna enciclopedia, libro, revista o periódico, sin tener en
cuenta el contexto ni la intención del autor, a eso se le llama
"manipulación bíblica" y es un gran error, porque va en contra de la
Biblia misma.
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