Esta década no se caracterizó por ningún estilo
específico, sino que se definió como un impulso de las personas por
marcar su individualidad y buscar piezas simples y casuales para
sentirse cómodas y sin darle mucha importancia a las tendencias. Surgió
el estilo grunge y los trajes elegantes se sustituyeron por prendas
básicas lujosas abriendo paso al “viernes casual” y es así que el
Prêt-à-porter adquiere relevancia para la mujer, además que destacaron
los pantalones de tiro bajo, los escotes prominentes, el pantalón de
mezclilla que llega para quedarse.