Oh Virgen de la Salud, esperanza de los enfermos y consuelo
de los afligidos. Tu que conoces nuestras necesidades y nuestros
sufrimientos; vuelve a nosotros tu mirada maternal llena de amor.
Nos dirigimos a Ti llenos de confianza, sabiendo que
obtendremos de Tu Hijo Jesús, la sanación de nuestros males del cuerpo y
del espíritu.
Amén