Para mantener una relación de pareja sana
es fundamental saber respetar los espacios personales del otro.
Construir una vida en común, pero con nuestra parcela de intimidad
En ocasiones, queda el sentimiento, los recuerdos y ese amor vivido
junto a una persona. No obstante, los recuerdos no bastan para edificar
una relación y carecemos ya de motivos reales para mantener algo que no
puede ser.
Las relaciones de pareja son complejas y requieren, ante todo, de un
esfuerzo mutuo donde ambos ganen y nadie pierda. Se trata de hacer
equipo, de favorecer el crecimiento personal de cada uno, a la vez que
el de la propia relación.
Ahora bien, si hay algo complicado es tener que romper el vínculo.
Decir un adiós definitivo e integrar esa etapa de nuestra vida como algo
del pasado que debe permitirnos poder avanzar con seguridad e
integridad.
Lo que ocurre muchas veces es que aún quedan las ganas, pero no motivos auténticos y reales de recuperar dicha relación. Hoy en nuestro espacio te invitamos a reflexionar sobre ello.
Los motivos que nos empujan a mantener una relación de pareja
Nadie viene a este mundo sabiéndolo todo. El amor
atrapa, arrastra y, en ocasiones, hace que nos olvidemos a nosotros
mismos para vivir solo de esas emociones, de esa pasión que ciega que
nos hace sentir vivos.
Hay muchos motivos por los cuales merece la pena luchar por alguien. No obstante, si hay algo que debemos tener claro es que no conviene anteponer a la otra persona por encima de nosotros mismos, de nuestra autoestima, de nuestra integridad y autorrespeto.
Toma nota de esas dimensiones que deben conformar y cuidarse en una buena relación de pareja.
Respetar el espacio personal de la pareja
Hay dos esferas que definen una relación saludable y auténtica: la
esfera personal y la de la propia relación. Hay quien piensa que ser
pareja implica «ser uno» en todos los aspectos, pero esto no debería ser
así.
Es necesario ser entes individuales y permitirse crecer y aprender junto a otra persona: caminar juntos, madurar juntos.
Uno de los motivos por los que merece la pena luchar por la relación
es si contamos con una pareja que se preocupa y que nos permite ser
nosotros mismos: disfrutar de nuestras amistades, cultivar aficiones
propias, disponer de intereses particulares, de un trabajo e inquietudes que nos definen.
A su vez, las parejas deben ser capaces de construir el vínculo de
la propia relación sabiendo invertir, priorizar y compartir esfuerzos.
Ser pareja es ser dos construyendo una vida en común, respetando intereses, gustos y espacios personales.
Comunicación empática y constructiva
Hablar no es comunicar, no es solo reír juntos: es, sobre todo, poder
llegar a acuerdos. Disfrutar del humor, de la compañía mutua es
importante, no cabe duda, pero lo esencial es que la pareja pueda
mantener una comunicación empática y constructiva.
Es necesario que en el día a día podamos mantener un diálogo en el que se tengan en cuenta las dos voces. En el que se atiendan las emociones y esos gestos de la comunicación no verbal que también son indispensables en una relación.
Hay quien no sabe comunicar. Quien a pesar de no insultar o no
agredir con las palabras, utiliza un tono de voz que duele y que afecta.
Por ello, es imprescindible cuidar todos estos aspectos.
Cuidar la relación todos los días, no un día sí y otro no
En una relación saludable, feliz y duradera no caben los egoísmos y
el «porque yo lo digo». Tampoco es permisible el hoy te quiero, pero
mañana me olvido de ti y priorizo otras cosas, a otras personas.
Debemos mantener un equilibrio. Sin duda, en el día
a día existen presiones, ansiedades, preocupaciones laborales. Pero
nuestra relación no es algo que deba descuidarse ni dejar en segundo
plano.
Si tu pareja te respeta, te cuida y favorece tu crecimiento
personal, te sobran los motivos por los que luchar, por esforzarte en
hacer feliz a quien te hace feliz.
Si ya no tienes motivos para mantener ese amor, esa relación, no te
esfuerces en alimentar falsas esperanzas. Tampoco en pensar que «las
cosas cambiarán», «por mí arreglará las cosas y cambiará». Ten en cuenta
que las personas no cambian. En ocasiones, no son como
esperábamos, y por ello, es necesario intuirlo a tiempo para reaccionar
y evitar sufrimientos inútiles.
A veces, más que los buenos recuerdos,
quedan las ilusiones perdidas, las esperanzas no alcanzadas. Aquello
con lo que soñábamos en la relación y que nunca se llegó a dar. Son
sueños rotos que duelen, y por mucho que los esperemos no ocurrirán. No
al menos en esa relación y con esa persona.
Es necesario actuar con valentía, dejar a un lado el amor que pueda quedar y convencernos de que debemos avanzar.
Porque la vida no se detiene, y debemos
priorizarnos, atendernos… Y un mal amor, una relación que no se
mantiene, puede hacer mucho daño a nuestra autoestima.
Quedarán, sin duda, las ganas de que esa relación hubiera prosperado.
Pero ya no quedan motivos auténticos para mantener esa batalla inútil.
Acéptalo, vive el duelo y permítete ser feliz de nuevo.