Muchas gracias Alberto
Ya guardé todos mis firmas

Yo tenía un botoncito
aquí, junto al corazón.
Era blanco y pequeñito
como el grano del arroz.
De la luz lo defendía
en la hora del calor.
Yo tenía un botoncito
apegado al corazón.
Fue creciendo, fue creciendo
y mi sombra la pasó.
Fue tan alto como un árbol
y su frente como el sol.
Fue creciendo, fue creciendo
y el regazo me llenó;
y se fue por los caminos
como arroyo cantador…
Lo he perdido, y así canto
por mecerme mi dolor:
«¡Yo tenía un botoncito
apegado al corazón!»