¿Y si el problema de tu maquillaje fuera que te está poniendo años?
Con el paso de los años conviene hacer gala de aquello de «menos es más» y prescindir de aquellos productos de maquillaje, técnicas y acabados que no favorecen nuestro rostro.
Porque una base de maquillaje inadecuada puede hacer parecer nuestra
piel ajada; un delineado mal conseguido puede hacernos el ojo caído, y
un labial demasiado oscuro puede hacer nuestros labios más delgados.
Toma nota de estos errores frecuentes en el maquillaje que suelen sumarnos años sin que nos demos cuenta:
1- Llevar la piel deshidratada: si no preparas
adecuadamente tu cutis antes del maquillaje, tu rostro se verá cuarteado
y la base de maquillaje no quedará uniforme. El primer paso del
maquillaje debe ser siempre la hidratación, en uno o dos pasos, los que
requiera tu cutis. Aplicando un serum, hidratante, aceites, etc. Una
piel radiante es la clave de un maquillaje exitoso… ¡y rejuvenecedor!
2- Pasarte de cobertura: la tendencia cuando
empezamos a detectar las primeras arrugas de expresión en el rostro es
disimularlas a golpe de bases de maquillaje con gran cobertura. Pero
nada más lejos, ya que conseguiremos el efecto contrario: el producto se
acumulará en las arrugas más pronunciadas, haciéndolas más visibles.
3- Lucir un cutis mate: el maquillaje mate envejece
nuestro rostro sin remedio, ya que uno de los signos más evidentes de
la edad es la falta de hidratación. Así, si nos empeñamos en matificar
el rostro con bases con este acabado y polvos, perderemos ese brillo
natural de la piel que nos da un aspecto más fresco y juvenil. Por eso,
mejor evitar las bases compactas o el maquillaje sólido y optar por texturas fluidas.
4- Sombras con brillos: tanto si tienen mucho brillo
como si son muy pigmentadas tenderán a resaltar las arrugas naturales
de los párpados que aumentan con el paso de los años. Mejor optar por
sombras de ojos mate y en tonos neutros que embellezcan nuestra mirada
sin saturar los párpados.
5- Eyeliner marcado: con la edad, el delineado puede
volverse en nuestra contra y acentuar un ojo caído o con patas de gallo
muy marcadas. Para evitarlo, lo mejor es difuminar el trazo de manera
que intensifique la mirada sin robar demasiado protagonismo. Lo mismo
sucede con la línea de agua que, salvo excepciones, tiende a
empequeñecer el ojo si la pintamos de oscuro. Mejor marcar con sombra
bajo la línea de las pestañas inferiores para conseguir un efecto
favorecedor.
6- Pestañas poco marcadas: para levantar la mirada
es esencial rizar las pestañas y marcarlas adecuadamente con varias
pasadas de máscara. Al aplicar el rímel también podemos contribuir a
levantar las pestañas enfatizando en la base y haciendo movimientos en
zigzag hasta las puntas.
7-Colorete «caído»: si bien más de
una vez hemos insistido en la importancia de que el rubor se aplique en
las manzanas de las mejillas (donde se levanta el pómulo al sonreír),
para recrear un maquillaje más juvenil, la clave está en levantar
ligeramente el colorete. ¿Cómo? Llevándolo desde el pómulo en dirección a
la sien. Aunque siempre debemos tener en cuenta la forma de la cara para aplicar el colorete. También es muy importante escoger el tono adecuado a nuestra piel y evitar buscar un efecto bronceado que no corresponde a este producto de maquillaje.
8- Labios oscuros: más allá de las tendencias, los
colores oscuros tienden a empequeñecer, algo que no ayuda a combatir la
disminución de volumen característica de la edad. Por eso uno de los errores de maquillaje
clásicos que tienden a añadirnos años es el de usar pintalabios en
tonos marrones, que no solo «adelgazan» nuestros labios, sino que hacen
que nuestras facciones pierdan dulzura.
9- Cejas artificiales: el error clásico de un
maquillaje que envejece es ignorar el color y forma natural de las
cejas, pintando unas demasiado artificiales. Lo mejor es rellenar con
sombras de un tono más claro al de nuestro vello y fijar para dar forma
sin destacar demasiado.
10- Exceso de contorno: marcar excesivamente los pómulos con contorno endurecerá las facciones,
envejeciendo nuestra apariencia. Nada de marcar la hendidura bajo el
pómulo hasta cerca de la comisura. Lo mejor es hacerlo sutilmente desde
la articulación de la mandíbula hasta la línea imaginaria en la que
nuestra ceja hace intersección con esa hendidura de la mejilla.