El Paso— La mañana del 3
de agosto del 2019 cambio la vida de miles de habitantes de la frontera
al sufrir uno de los más aterradores atentados registrados en la
historia de la ciudad cuyo saldo fue de 23 personas muertas, en su
mayoría hispanos y mexicanos, y 23 heridos que cayeron en el interior y
exterior del supermercado Walmart, ubicado en el centro comercial Cielo
Vista.
A 12 meses de la
masacre familiares de algunas de las víctimas narraron con dolor y
tristeza los momentos trágicos en los que perdieron a sus seres queridos
mientras que los sobrevivientes agradecieron al Creador una oportunidad
de vida en medio del dolor físico y emocional que les dejó el certero
ataque contra la comunidad mexicana.
Vuelco de 180 grados
“Mi vida dio un
giro de 180 grados. Fue muy difícil para mí porque el resultar herida mi
familia quedó dividida. Mi esposo y mis hijos estaban en Juárez y
sufrieron mi ausencia, sobre todo el más pequeño”, dijo consternada
Liliana Muñoz, una de las víctimas que recibió un balazo en su pierna
izquierda.
Ella, al igual que
el resto de las personas afectadas, recuerda el terror que vivió ese
sábado por la mañana al ser blanco de Patrick Wood Crusius, el presunto
asesino, quien después de haber disparado su fusil semiautomático
contra la multitud y dejar una estela de muerte y dolor se entregó
voluntariamente a la policía en los momentos en que custodiaban la
escena del crimen.
“Iba saliendo por
una de las puertas de emergencia cuando de repente vi al tirador con su
arma, al verlo recuerdo que caí al piso y sentí mi pierna caliente… ya
no supe nada de mí”, narró angustiada y aún con el terror reflejado en
su rostro.
Sin embargo en
medio del dolor Liliana dijo sentirse feliz por una nueva oportunidad de
vida… “los tiempos de Dios son perfectos y solo él sabe lo que hace.
Ese día al sentirme herida miré al cielo y le pedí que me dejara estar
con mis hijos porque ellos me necesitaban pero que si su voluntad era
llevarme estaba lista y mire estoy aquí”.
Dijo que el balazo
que recibió en la pierna izquierda requirió por lo menos dos cirugías y
aunque sanó le provocó inmovilidad en la planta y dedos del pie por lo
que tiene que estar recibiendo terapias para su recuperación, agregó
tras agradecer a su madre, residente de San Elizario, por ayudarla a
salir adelante en esos momentos difíciles que pasó.
Para Jessica
Piedad García, sobreviviente de la tragedia y viuda de Guillermo García,
quien falleció a los casi nueve meses a consecuencia de las heridas
sufridas en el ataque, afirmó que seria mentira decir que no siente odio
hacia el tirador del Walmart y apuntó: “ese hombre lo podrían torturar
todos los días de sus vida a punto de matarlo… y vivir hasta más de 100
años y nunca pagaría lo suficiente, ni un pedacito de lo que el nos
quitó, nunca seria lo suficiente”,
Y en eso coinciden
también varios de los deudos, quienes durante todo este tiempo han
clamado justicia para quien se auto denominó como un supremacista blanco
y viajó exprofeso desde Allen, Texas para cometer el acto terrorista.
‘Ni todo el dinero del mundo’
Otros con profunda
tristeza señalaron consternados que ni todo el dinero del mundo podría
devolverles la vida a sus seres queridos, sin embargo, Gilbert Anchondo,
padre de André quien murió junto con su esposa Jordan en el lugar
expresó: “el atacante podría haber sido mi hijo. Le perdono porque no
estaba en sus cinco sentidos. Tenía el demonio dentro. Soy un gran
creyente y le perdono por lo que hizo".
Recordó que ese
día mientras abría su negocio vio a su hijo con su esposa y el niño al
pasar por su casa desde el auto alrededor de las 9 de la mañana, una
hora y media antes de que se registrara el tiroteo. “Estaban listos para
salir de casa y como me arrepiento de no detenerme para darles un
abrazo, unas bendiciones y un beso”, manifestó.
Agregó que jamás
imaginó que esa mañana sería la última vez que veía a su hijo, nuera y
nieto, “era una pareja muy feliz y esa mañana precisamente se preparaban
para celebrar su aniversario y los logros obtenidos como matrimonio.
Iban a comprar lo necesario para el festejo”, dijo Anchondo.
"Siempre recordaré
que murió dando su vida por salvar a su esposa Jordan y a mi nieto
Paul, y tal vez a más gente. Era muy heroico. Pero siempre fue así,
incluso cuando era pequeño", dijo tras enfatizar el orgullo que sentía
por su hijo.
‘Mi esposo, un héroe’
Quien también
considera a su esposo Guillermo como un héroe es Jessica, quien a cuatro
meses de su parida aún no logra asimilar su deceso, “siento que aún
está en el hospital y nomás que no lo veo a diario pero al mismo tiempo
se me hace muy difícil pensar seguir la vida sin él”, externó mientras
observaba a sus dos hijos Karina y Memo de 11 y 7 años respectivamente.
Señaló que durante
el tiempo que estuvo en el hospital estaba consciente de la gravedad de
las heridas que recibió ‘Memo’, como le decían sus seres queridos, y
que estaba cansado de las más de 50 cirugías practicadas, pero ella
estaba ‘aferrada’ a que iba a mejorar su salud.
“Estaba preparada
para luchar mucho tiempo, de que iba a ser un camino muy largo pero que
no importaba y que lo iban a hacer para salir adelante. Pero nunca
estuve preparada en no tenerlo”, dijo afligida y quien también fue
herida de dos balazos en sus piernas a manos del presunto multihomicida,
Patrick Wood Crusius, de 21 años.
Recordó que una
semana antes de su muerte tuvo un presentimiento por lo que solicitó un
permiso al director del nosocomio para poder ingresar después de un mes
sin verlo personalmente a causa de la presencia de la pandemia del
coronavirus.
Aunque lo veía a
control remoto por su celular, gracias al apoyo de las enfermeras, no
era lo mismo verlo en el celular un par de minutos que en persona,
comentó tras resaltar su labor como entrenador deportivo.
Externó que su
estado de salud no era satisfactorio a pesar de que el cuerpo médico
luchaba a cada momento por mantenerlo estable y controlarle la presión
sin embargo su cuerpo ya no toleraba los medicamentos ni la diálisis.
Uno nunca siente
alivio perder a un ser querido a pesar del sufrimiento. Yo sabía que él
estaba sufriendo, que había luchado tanto y se me hacía muy injusto que
el sufrir tanto, por tanto tiempo y al final de cuentas se fue”, dijo
con lágrimas en los ojos.
Durante los 16
años juntos la maestra, quien decidió hacer una pausa en su enseñanza en
la Clarck Middle School dijo haberse sentido protegida por su esposo
que siempre la apapachaba.
“Esta mañana que
lloraba me moría por un abrazo suyo… y recordaba que me decía no te
apures amor que estoy aquí. Ya no tengo quien me abrace así… necesito
tanto un abrazo”, expresó tras recordar a su gigante con un corazón de
oro, como ella lo llamaba.
“Me puede mucho
que mis hijos están chiquitos y que el ratito que él estuvo con ellos
vieron ese corazón de oro que tenía su padre pero me hubiera gustado que
toda su vida tuvieran el apoyo de su papá”, agregó entre sollozos al
recordar el juramento de amor que le hiciera de vivir una vida plena
hasta llegar a ser ‘viejitos”.
Soñadora, Jessica
recuerda que durante internado en el hospital su esposo y ella hicieron
muchos planes como volverse a casar, organizarle la quinceañera a su
hija, verlos casar y al final ya solos vender su casa y comprar un
‘ranchito’ en alguna parte de México.
“Me dijo: ‘mi amor
nos vamos a casar otra vez y esta ley no se cual vaya a ser pero nos
vamos inventar otra, aunque estemos casados por todas las leyes’”,
expresó tras asegurar que aunque su futuro es incierto espera cumplir la
promesa hecha a su marido de convertirse en una enfermera para ayudar a
un sin número de ‘memitos’ en las batallas que ella misma participó y
sufrió.