Es triste todo lo que ha cambiado esta epidemia,
no sabremos si fue un virus mutante o un
virus mutado.
Triste es que nos ha alejado de nuestra
familia, amigos.
Ahora ni besos ni abrazos, sólo un
saludo de lejos, calles desiertas en
algunas colonias, calles llenas,
de gente sin protección, pero los
veo tan tranquilos.
Sólo Dios nos puede dar la calma
que necesitamos.