En ocasiones son pesados los niños, hay que atenderlos, sus gritos y sus pleitos, pero...¡¡ son tan hermosos!!
El señor Tiempo, con su lento paso, se va llevando cada segundo de nuestras vidas, doy gracias a Dios
porque me permitió convivir con mis hijos, jugué, le enseñé, traté de educarlos, los he amado hasta el día de hoy.
Me gusta recordarlos cuando eran pequeños, aún antes de nacer.
Juan Antonio...el mayor, un embarazo tranquilo, más no era lo que esperaba y no, no estoy hablando de mi hijo, sino las palabras de mi esposo al decirle que estaba embarazada, tan solo un simple: , quizás siempre he sido muy soñadora o muy tonta, bueno yo esperaba esa exploción de alegría que veía en películas y novelas, en dónde el marido la tomaba en brazos gritando, ¡vamos a tener un hijo!
Mi vientre no creció mucho, así que mi hijo, tuvo un peso de 2,800 kg.
No faltaban las burlas de algunas de mis cuñadas (solteras) menores que yo (18 años míos), de que mi bebé iba a salir del tamaño de un muñeco bebé, recuerdo que mi cuñada la mayor, se molesto mucho con ellas, bueno, a mi me dio risa y le dije que no se molestara.
Hacía algunos años que yo no veia un bebé de cercas, desde que nació mi prima Paty, digamos, cuatro años más o menos, y que sinceramente, siendo ella una bebita, yo no me tomaba la molestia de ir a verla por mucho tiempo, aparte nacio más bonita que mi primo Víctor, mayor que ella. Cuando nació Víctor, yo tendría entre 11 o 12 años, pero así como era de soñadora (bueno aún lo sigo siendo), era ingenua, igual que mi prima, pero ella es menor que yo dos años,
Nos llevaron a la clínica a conocer al nuevo integrante de la familia Vidales Cruz, pero...¡qué niño tan feo!, delgadito, arrugadito y blanquito!, claro esta que no dijimos nada delante de la flamante madre, preguntamos que quién se lo había traído y nos dijo que la cigueña, salimos de la habitación hacia la entrada del consultorio, pero ya no vimos a la cigueña y eso que salimos hasta la calle, de seguro voló muy alto, porque ya no la vimos, momento para comentar que le parecía el nuevo niño,¡feo, arrugado!, menos mal que con el tiempo se le quito.
Lo mismo me pasó con mi bebé, cuando me dieron de alta y ya lo vi cercas y sin el vidrio, me dice la enfermera; ¡ mire su niño, está hermoso!, chispas, esta feo!! estaba super nerviosa, agarro al niño y me dice la enfermera, < tiene que cambiarlo, para que lo revise para ver si no le falta un piecesito>.
Cambie a mi bebé y me sentía rara, pero puede más el amor, que siente una por esa cosita, lo bueno es que a pesar de no nacer grande, no estaba flaquito, así que no estaba arrugado.
Mi segundo embarazo fue un poco más complicado al principio, con aviso de aborto, pasado el peligro, mi embarazo fue normal, y aún Mario Alberto, nació con menos peso que Antonio, 2,400 kg, hay una diferencia de casi cuatro años, si Antonio fue un bebé tranquilo, Mario fue un bebé medio travieso.
Yo tenía una alcancia que me había sacado casi cinco años atras en una feria de un poblado en que viviamos en esos tiempos, Mario ya gateaba, agarró la alcancia y me la rompió, mi esposo trabajaba en la limpieza en un banco y se encontro un pequeño frasco de perfume, qué tenía un aroma delicado, muy suavecito, así que me imagino, fino, yo tan solo me ponía un poquito, tan solo lo que se humedecia mi dedo, viviamos en un cuarto, digamos que grande (para los que hay ahora 
), era de un nivel bajo, porque había que subir un escalón para salir de mi "casa", recuerdo que estaba haciendo la comida, cuando de pronto percibi un agradable aroma y que miro a Mario, ¡con mi frasquito de perfume, vaciandolo en el escalón de madera!, voy a quitarle mi perfume, ya vacio el frasquito, ¿cómo pudo alcanzarlo del peinador? y ¿cómo supo abrirlo?, si aún no cumplia un año...
En fin, a pesar de yo haber estado con mis niños, hasta ya adolescentes, Antonio de 18-19 y Mario 14-15, fue cuando entré a trabajar, ya que iba a necesitar medicamento de por vida. Y aún hoy, que ya son mayores de 46 y 42 gracias a Dios, sigo pensando...¡Qué rópido pasó el tiempo y no aproveche más a mis niños!
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