RECUERDOS
(España, años setenta)
Recuerdos de aquel tiempo
perdido en el horizonte
recuerdo de telefilmes
recuerdo de uniformes
de aquella España que hoy
ni tan siquiera reconocemos;
de esta tierra baldía
que ayer fue espeso monte.
Recuerdos de aquel tiempo
en el que no sabíamos casi nada
pero lo intuíamos casi todo;
cuando éramos nosotros
los que teníamos que buscar el oro.
Y no como ahora, tiempo ingrato,
en el que todo nos llega
con sólo apretar un botón.
Hable al son de las viejas normas
mi corazón.
Recuerdos de viejos descubrimientos:
los colores en la televisión
(¡gran novedad!)
las colores de tu gesto
(¡lejana pubertad!)
las calores del verano
(azul)
y los calores del infierno
(rojo)
que nos anunciaban entonces
en aquel vetusto colegio
en forma de extraña fruta
de perdición;
y que sólo consiguió
a fuerza de tantos calores
turbar doblemente nuestros sueños
y hacernos flaquear la razón.
Recuerdos de pavimento mojado
cuando aún llovía
en las largas noches de invierno;
cuando aún maullaban los gatos
al paso de los serenos;
cuando media España aún iba de luto
llorando a sus muertos;
cuando aún había motocarros
y castañeras en sus puestos;
cuando por una peseta
aún podías comprar un sueño.
Recuerdos de ilusiones perdidas
y de amores olvidados
del despertar a la vida
y de tesoros enterrados.
Y que, como aquellas golondrinas
centinelas de los tejados
donde la hiedra empezaba a colgar,
como aquellas para las que el Norte
ya era pasado,
todo esto que evoco
son cosas que se esfumaron
y jamás, jamás volverán.
Recuerdos de un tiempo
en el que todo era como había sido
pero en el que empezamos
casi sin saberlo,
a entrar en una nueva era,
a ser modernos
aun a costa de no reconocer
aquella curtida piel de toro
que forjaron nuestros ancestros.
Todo eso recuerdo
de un tiempo pasado y perdido
de lo que en un punto fue y ha sido.
Porque aunque se guarden las imágenes
(viejas fotos descoloridas
archivos sonoros
películas de sabor añejo)
es un tiempo que se fue
es un tiempo ya muerto
es un tiempo que sólo
se puede aprehender
mediante recuerdos.
Juan Gómez Capuz
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