DICE EL REFRANERO CASTELLANO; “ES MÁS FÁCIL VER LA PAJA EN EL OJO AJENO, QUE LA VIGA EN EL PROPIO”
Quizá sea también una forma de
distracción, para no mirar dentro de nosotros por “MIEDO” y por eso nos
sea mas fácil mirar a los demás, estar pendiente de lo que los demás
hacen o dicen es una forma de huir de nosotros mismos.
Y por si fuera poco en los tiempos
actuales hay toda una cultura en los medios audiovisuales que favorecen
esa tendencia tan humana del juicio y la crítica fácil de lo que hacen y
la vida que llevan los demás.
ESTAMOS CONSTANTEMENTE JUZGÁNDONOS
LOS UNOS A LOS OTROS. AL RECONOCER NUESTRAS PROPIAS LIMITACIONES,
EMPEZAMOS A MIRAR A LOS DEMÁS CON OTROS OJOS.
CONOCER NUESTRAS PROPIAS MISERIAS Y ERRORES NOS PERMITE MIRAR A LOS OTROS CON MÁS EMPATÍA Y COMPRENSIÓN.
Juzgar a los demás es tan fácil que
todos sabemos cómo hacerlo. Juzgamos sus decisiones y comportamientos.
Sus errores y también sus aciertos… Nuestra capacidad para realizar
juicios es tan ilimitada como nuestra compulsión a etiquetar con
adjetivos todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos.
Y ENTONCES, ¿QUÉ ES UN JUICIO?
Podría definirse como “UNA OPINIÓN SUBJETIVA POR MEDIO DE LA CUAL EVALUAMOS MORALMENTE AQUELLO QUE ESTAMOS OBSERVANDO”.
El acto de juzgar surge como
resultado de comparar lo que sucede (la realidad) con lo que se supone
que debería suceder: una idealización de la realidad.
Pongamos por ejemplo que estamos
ilusionados porque hemos quedado para ir al cine con Juan. Y que poco
antes nos llama para decirnos que prefiere quedarse en casa, pues está
enfrascado en la lectura de un libro. Movidos por la decepción,
reaccionamos diciéndole a Juan que es “un egoísta”.
Vayamos por partes. En primer lugar
el hecho de decir que “Juan es egoísta” NO TIENE TANTO QUE VER CON JUAN,
SINO CON NUESTRA MANERA DE VERLO E INTERPRETARLO. Seguramente para
otras personas “Juan no es egoísta”. Y en segundo lugar, hemos
considerado que “Juan es egoísta” porque su comportamiento no se ha
ajustado a nuestros deseos, necesidades y expectativas. En vez de hacer
lo que nosotros queríamos que hiciera, Juan ha decidido hacer otra cosa.
En el caso de que nos creamos ciegamente que “Juan es egoísta”,
habremos creado un nuevo prejuicio.
Es decir, “UNA SUPOSICIÓN SUBJETIVA
QUE DAMOS POR CIERTA E INAMOVIBLE”. Como consecuencia, cada vez que
interactuemos con Juan tenderemos a observar e interpretar su conducta
partiendo de dicha premisa. Y a menos que cuestionemos este tipo de
pensamientos, acabaremos perpetuando una distorsión de la realidad que
puede que nos impida volver a verlo tal y como verdaderamente es.