Tu actitud no es algo que ha quedado fijo por siempre. Puedes cambiarla cuando quieras.
Tu actitud no te delimita. Lo que si hace, sin embargo, es mostrarte ante el resto del mundo.
Tu actitud no determina quien tú eres. Lo que si determina, sin embargo, es lo que puedes llegar a conseguir.
Tu actitud no es el inevitable resultado de las cosas que te pasan o de las circunstancias que te rodean. Depende, en cambio, de la manera en que decides responder a los hechos y circunstancias de tu vida.
Puedes optar por una actitud que abra tus ojos a valiosas oportunidades. Puedes optar por una actitud que atraiga hacia ti, como un imán, éxito y realización.
No importa lo que haya ocurrido en el pasado ni dónde estés ahora, eres libre de elegir cualquier actitud que desees. Así que opta, en todo momento, por una actitud positiva y llena de fuerza.
Porque eso es lo que más te servirá, siempre.