'Mother Goose Tales', de Charles Perrault, inspiró a Disney, pero este autor se había basado en 'Sun, Moon, and Talia' (1634), del escritor italiano Giambattista Basile.

La princesa, llamada Talia, cae "muerta" cuando se clava un trozo de lino bajo las uñas y su familia la deja sola en su palacio. Un día, un rey aparece por allí y trepa hasta una ventana.

La encuentra inconsciente, como muerta, y se siente abrumado por la tristeza, pero la sangre corre por sus venas y "recogió los primeros frutos del amor". Por si agredir sexualmente a una mujer inconsciente no fuera suficiente, la historia tiene también tintes de necrofilia.

Tras el horrendo acto, el rey vuelve a su reino y se olvida completamente de Talia durante nueve meses.

Talia se había quedado embarazada y da a luz a unos gemelos llamados Sol y Luna, que vienen con dos hadas que los colocan sobre el pecho de su madre. De alguna forma, la parte de las hadas es más creíble que lo de dormitar durante un parto gemelar.

Los bebés no conseguían agarrarse al pecho, así que en lugar de empezar a lactar, empezaron a chupar los dedos de su madre y uno acabó sacando el lino. Entonces, Talia se despertó. En lugar de gritar debido a la confusa situación, simplemente les dio de mamar.

Tras nueve meses sin pensar en Talia, el rey se acuerda de ella y decide volver a visitarla con la excusa de ir a cazar. Ya te imaginas cuál era su intención...

Para su sorpresa, se encuentra con Talia y los gemelos y lleno de alegría relata lo ocurrido. Por poco entendible que sea, incluso para la ficción, Talia y el rey sienten una conexión y pasan unos días juntos.

El rey vuelve a su reino con la promesa de que volverá pronto a buscarla. ¿Por qué tanto secretismo? Sí, el rey tiene una reina a su lado.

Tras un viaje de caza tan largo y la extraña obsesión del rey por repetir en alto los nombres de Talia y de los bebés, la reina empezó a sospechar. Amenazó a uno de los hombres de su marido y él le habló de Talia.

La reina mandó a unos hombres en nombre del rey a pedirle a Talia que le enviase a sus hijos porque quería verlos. Talia, que claramente había sufrido daños cerebrales, hizo lo que le pedían.

La reina ordenó a su cocinero que matase a los bebés y usar su carne para crear sabrosos platos para su marido. El cocinero no tenía tanta sangre fría: se llevó los bebés a casa con su esposa y utilizó cordero para preparar las comidas.

El rey no dejaba de repetir lo sabroso que estaba todo y la reina insistía diciendo: "Come, come, come que comes de lo que es tuyo". Muy sutil. Al final, él se enfadó y respondió que claro que estaba comiendo lo que era suyo porque ella no ponía nada en la mesa.

Esta vez, envió a alguien a buscar a Talia, de nuevo en nombre del rey y decidió que la quemaría en la hoguera por lo que le había hecho. Talia intentó explicar que el rey la había tomado mientras ella estaba inconsciente, pero la reina consideró que eran "excusas".

Talia pidió quitarse la ropa antes de que la quemaran y la reina accedió porque quería sus caras vestimentas. Talia gritaba cada vez que se sacaba una prenda, creando así una escena muy surreal.