Las libélulas son insectos
fascinantes que, por sus llamativos colores y su elegancia al volar,
resultan atractivos para muchas personas. Son inofensivos para el ser
humano y además, muchos de ellos son beneficiosos ya que se alimentan de
insectos capaces de formar plagas.
Diferencia entre libélula y caballito del diablo
Aunque muchas veces hablamos de libélulas en general, lo cierto es
que dentro de este fascinante grupo que son los odonatos existen dos
subórdenes: Anisoptera (libélulas) y Zygoptera (caballitos del diablo). Además de que las libélulas
suelen ser de mayor tamaño, una de las diferencias más visibles se
encuentra en las alas: en las libélulas el par de alas posterior es más
grande que el par anterior mientras que en los caballitos los dos pares
de alas son del mismo tamaño. Además, estos últimos pliegan las
alas contra el abdomen al posarse, mientras que las libélulas no. Por
otro lado, los ojos de las libélulas son más grandes que los de los
caballitos del diablo y están más juntos.
Los odonatos son insectos anfibios, y esto significa que desarrollan
parte de su ciclo vital en el agua (cuando son larvas), mientras que
realizan la vida adulta en el aire o agua. Todos son cazadores, y como
ya hemos comentado su principal presa son otros insectos, si bien
algunas larvas grandes se pueden alimentar de renacuajos o incluso peces pequeños.
Los odonatos tienen un modo de reproducción muy peculiar, con
inseminación indirecta y fertilización diferida, para lo cual el macho
trasfiere el esperma desde el extremo de su abdomen, donde lo produce,
hasta una zona situada en la base del mismo que se llama genitalia
secundaria, desde donde muchas veces insemina a la hembra (otras veces
se fertilizan los huevos en el momento de la puesta). De esta forma se
observan comportamientos espectaculares, como la ‘rueda copulatoria’en
forma de corazón o los vuelos de los machos sobre la hembra para vigilar
el momento de la puesta y evitar que otros rivales fertilicen los
huevos primero.
La vida de libélulas y caballitos del diablo está fuertemente unida a los humedales:
charcas, estanques, lagunas, ríos… cualquiera de estos lugares es bueno
para observar odonatos, si bien la degradación de estos hábitats a
consecuencia de la actividad humana también está provocando que algunas
especies de libélulas y caballitos del diablo estén hoy más amenazadas
que nunca.