Saber escuchar es, al menos, la mitad de lo requerido para establecer comunicaciones exitosas. Significa aplicar lo que se denomina Escucha Activa. Esta consiste supone poner en juego distintos comportamientos dirigidos a interpretar correctamente el mensaje del interlocutor.
Al mismo tiempo, saber escuchar implica una actitud. Una orientación positiva para querer entender qué nos dicen los demás, al tiempo que les transmitimos respeto e interés.
La importancia de saber escuchar es evidente con solo observar en qué consiste el proceso de comunicación. Un buen receptor debe aplicar la escucha activa. Pero, además, en tal proceso los papeles de emisor y de receptor se alternan continuamente.
Así, cuando una persona emite un mensaje es, evidentemente, el emisor. Este mensaje tiene un efecto en el receptor, el cual emitirá una respuesta que, a su vez, es recibida por el primer emisor.
Es decir, cuando el receptor responde, se convierte en emisor de una respuesta, de un mensaje, al fin y al cabo. Entonces, quien era emisor ahora es receptor de esa respuesta.
Esta secuencia se reitera durante el proceso de comunicación, hasta que finaliza la interacción entre las dos personas. Ambas, mejorarán la comunicación si están en disposición de comprender los sucesivos mensajes, en definitiva, si escuchan adecuadamente. Si saben escuchar .
A/D .