¿HAS OÍDO EL CANTO DE ESE PÁJARO?
Los hindúes han creado una encantadora imagen
para describir la relación entre Dios
y su Creación.
Dios «danza» su Creación.
Él es su bailarín; su Creación es la danza.
La danza es diferente del bailarín;
y, sin embargo,
no tiene existencia posible
con independencia de Él.
No es algo que se pueda encerrar en una caja
y llevárselo a casa.
En el momento en que el bailarín se detiene,
la danza deja de existir.
En su búsqueda de Dios,
el hombre piensa demasiado,
reflexiona demasiado,
habla demasiado.
Incluso cuando contempla esta danza
que llamamos Creación,
está todo el tiempo pensando,
hablando (consigo mismo o con los demás),
reflexionando,
analizando,
filosofando.
Palabras, palabras, palabras...
Ruido, ruido, ruido...
Guarda silencio y mira la danza.
Sencillamente,
mira:
una estrella,
una flor,
una hoja marchita,
un pájaro,
una piedra...
Cualquier fragmento de la danza sirve.
Mira.
Escucha.
Huele.
Toca.
Saborea.
Y seguramente no tardarás en verle a él,
al Bailarín en persona.
D/A
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