EL AÑO QUE SE HIZO VIEJO
Con el tiempo sumergido
en el tráfago diario,
el año se nos ha ido
en el viejo calendario.
Cuando apenas empezaba,
parecía interminable
¡y ya, tras las campanadas,
procedemos a enterrarle!.
Está llamando a la puerta
el año recién nacido
y con pereza despierta
después de cumplir los ritos:
con las campanas las uvas
y también los parabienes,
los deseos de fortuna,
los cavas y las mercedes.
Con los propósitos nuevos
pensamos cuidarlo bien,
para que fluya sereno
y no corra como exprés.
A ver si somos capaces
de sujetar bien las riendas
y quitarnos los disfraces,
los odios y las miserias.
Pero, si tras doce meses
igual se quiere marchar,
por lo menos que nos deje
más paz y prosperidad.
Autor del poema: José García Velázquez