Fernando de Bulloes y Taveira nació en Lisboa, Portugal, a los 15 años ingresó a los Canónigos Regulares de San Agustín, pero diez años después ingreso a los Frailes Menores donde a los 25 años adoptó el nombre de Antonio.
Tenía voz clara y fuerte, memoria prodigiosa y un profundo conocimiento, el espíritu de profecía y un extraordinario don de milagros. Su fama de obrar actos prodigiosos nunca ha disminuido y aún en la actualidad es reconocido como el el más grande taumaturgo de todos los tiempos.
El Papa Gregorio lX lo canonizó menos de un año después de su muerte en Pentecostés el 30 de mayo de 1232