Es a la única casa a la que puedes ir decenas de veces sin invitación.
La única casa donde puedes poner la llave de la puerta y entrar directamente.
La casa que tiene ojos amorosos que miran
fijamente la puerta hasta que te ven.
La casa que te recuerda tus días sin preocupaciones,
la estabilidad y tu felicidad durante tu infancia.
La casa en la que tu presencia y la mirada en los rostros de
tu madre y tu padre es para ti una bendición
y tu conversación con ellos es una recompensa.
La casa que si no vas, el corazón de sus dueños se encogerá.
La en la que se encendieron dos velas para iluminar
el mundo y llenar tu vida de felicidad y alegría.
La casa donde la mesa del comedor es pura para ti
no tiene hipocresía.
La casa que si llega la hora de la comida y no comes,
el corazón de sus dueños se romperá y enfadará.
La casa que te ofrece todas las risas y felicidad.
Oh niños, averiguen el valor de estas casa antes de que
sea demasiado tarde.
Afortunados son aquellos que tienen la casa de sus padres
para ir.
Khalil Gibran
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