El solsticio de invierno, que da comienzo a la estación que da su nombre, es el día más corto del año (al medio día el sol alcanza el punto más bajo de todo el año). A partir de esta fecha los días comienzan a alargarse.
Los solsticios son aquellos momentos del año en los que el sol alcanza su máxima declinación norte y su máxima declinación sur con respecto al ecuador terrestre. Ocurre dos veces al año: en junio y diciembre.