Aquel que proclama verdades espirituales
por su propia experiencia
está familiarizado con esta
vida de contemplación interior.
Las grandes verdades espirituales
que proclama cada día son una parte
de un vasto panorama espiritual que
puede ver con el poder interior del alma
y el espíritu. Vuelve su vista a los reinos
del alma y el espíritu. Aparta su mirada
de la tierra para explorar los sistemas
solares. Aún así este poder interior
se extinguiría rápidamente si no se
nutre cada nuevo día. Este es el secreto
del investigador espiritual, que este
inmenso panorama de universo y
humanidad que ha pasado por su alma cientos de
veces debe pasar de nuevo por su alma cada mañana.
El trabajo interior es una tarea
del día a día, ya que este proceso
llena la vida de una constante
noción de alerta, vigilancia, paciencia y perseverancia.
Este es el momento en el que el alma
empieza a hablar, cuando el propio
ser interior empieza a percibir
las grandes verdades eternas. Entonces,
de repente el mundo alrededor
se ilumina de colores nunca vistos antes.
Algo jamás oído se hace ahora audible.
El mundo irradiará una nueva luz.
Esta nueva luz, esta nueva irradiación
llega a el desde el reino del alma.