La voz del alma está debajo de la voz de la mente.
Está metida en la piel y se siente
limpia y sin tinieblas.
La voz del alma no
olvida de donde procede.
Ni se aturde por perderse y sentirse desbordada.
El alma sabe y recuerda bien quien eres.
Aunque tu mente lo haya ya olvidado,
lo niegue o lo tenga sepultado en tu propio inconsciente.
La voz del alma jamas necesita defenderse,
no es fanática de nada, comprende a través de lo que siente
y sabe escuchar al cuerpo que tanto hemos maltratado.
La voz del alma no se confunde.
No se aprovecha
y si la ves y la sostienes te conecta a mundos impensados.
Y así yo me detengo a darle su espacio y mi silencio.
Para que pueda al fin mostrarme
detrás de mi ruido que tanto me ha costado y dolido.
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