En efecto, la Liturgia, por cuyo medio "se ejerce la obra de nuestra Redención" sobre todo en el divino sarificio de la Eucaristia, contrubuye en sumo grado a que los fieles expresen en su vida y manifiesten a los demás, el misterio de Cristo y la naturaleza aútentica de la verdadera Iglesia.
Es característico de la Iglesia ser, a la vez humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la acción y dada a la contemplación, presente en el mundo y sin embargo, pregrina; y todo de suerte que en ella lo humano esta ordenado y subordinado a alo divino, lo invisible a lo invisible, la acción a la contemplación y lo presente a la ciudad futura que buscamos
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