En su forma el copón se asemeja al cáliz, pero la copa o recipiente es redonda en lugar de alargada, y tiene una cubierta cónica coronada por una cruz o algún otro dispositivo apropiado. La parte inferior de la copa debe ser un poco elevada en el centro de manera que las últimas partículas puedan ser removidas fácilmente y la purificación se lleve a cabo más convenientemente. El material debe ser oro o plata (a veces se permiten metales no preciosos), pero el interior de la copa debe estar siempre revestido de oro. El copón no se consagra, pero es bendecido por un obispo o un sacerdote delegado por él, según la forma dada en el Ritual Romano. Mientras contiene las sagradas especies debe estar cubierto con un velo blanco pequeño de seda o con un paño dorado, y sólo puede ser manejado por los ministros sagrados; cuando está vacío y purificado puede ser tocado por todos los clérigos (Cong. de Ritos, enero, 1907), y por laicos especialmente autorizados. En las Iglesias Orientales se usa comúnmente la patena para la distribución de la Comunión, y el Santísimo Sacramento se reserva en cajas de oro o de plata cubiertas de seda y suspendidas del dosel de altar, de acuerdo con la costumbre antigua.
Durante los tres primeros siglos de la Sagrada Eucaristía por lo general no se reservaba en las iglesias, debido al peligro de profanación y a las persecuciones, pero a veces los fieles mantenían las Especies Sagradas en cajas de plata en sus casas con el propósito de recibirlas al momento de la muerte (San Jerónimo, De Afr. Pers., I; Tertuliano, De Orat, 14, etc.). Hay evidencia de que en el siglo IV se reservaba en las iglesias, pero sólo para los enfermos. En los siglos V y VI la reserva era más común, y el método adoptado variaba con el tiempo y el lugar. Los vasos en los que se guardaban las Sagradas Especies eran llamados indiscriminadamente capsa, pyxis, cuppa, turris, columba y ciborium, y ellos mismos eran conservados en una cámara en la sacristía (secretarium), en un nicho en la pared o armario (ambry), debajo de un altar, o en otros lugares designados por las palabras diaconium, pastophorium, vestiarium, etc. Posteriormente se convirtió en la práctica el reservar el Santísimo Sacramento en recipientes en forma de paloma (columbæ) o en pequeñas torres (turres); las palomas eran suspendidas por cadenas del dosel de altar, y las torres usualmente se colocaban en el armario (armarium). En el siglo XVI las columbae y las torres comenzaron a desaparecer, y dieron lugar al sagrario y a la costumbre que es ahora universal a través de la Iglesia Occidental. Vasos antiguos para la reserva se pueden ver todavía en los tesoros de las catedrales continentales en Milán, Colonia, Rouen y en otros lugares. (Vea los artículos SAGRARIO, VASOS SAGRADOS y RESERVA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO).