La Gula es el deseo desordenado por el placer conectado con la comida o la bebida. También está ligado al consumo de drogas. La Gula es comer o beber sin medida, cuando comes y comes por el puro gusto aunque ya ni te quepa, cuando todo el día piensas nada más en comer. Pecas de gula cuando bebes en exceso y te emborrachas, pierdes la razón y haces y dices grandes tonterías que sobrio no lo harías. Al emborracharte te embruteces, ¿Tú crees que a Dios le gusta verte en ese estado? ¿Tú crees que a tu familia le gusta verte así o se avergüenza de ello? Pecas de gula también cuando comes sin medida,
Según San Gregorio y Santo Tomás uno puede contraer el vicio de la gula de las siguientes maneras:
- Comiendo fuera del tiempo apropiado y sin necesidad;
- Comiendo con demasiada avidez;
- Buscando comida exquisita;
- Preparando comida de excesiva exquisitez;
- Comiendo una cantidad excesiva.
Ellos sostenían que la Gula es un pecado mortal cuando uno prefiere el placer de comer y de beber antes que a Dios y sus preceptos.
En otras palabras:
- Cuando uno rompería un precepto grave por el placer de comer y beber, como cuando uno rompe un ayuno o abstinencia;
- Cuando uno causa serio daño a su salud;
- Cuando uno pierde el uso de la razón como en el caso de la embriaguez;
- Cuando presupone un serio desperdicio de bienes materiales;
- O cuando uno causa grave escándalo por la gula.
Sería un pecado venial si, sin ir a ninguno de los mencionados extremos, uno va más allá de los límites de la prudencia y de la razón. Ordinariamente, el exceso en la comida o la bebida no pasa de los límites de un pecado venial, pero la falta de mortificación respecto al sentido del gusto constituye un gran obstáculo a la santificación de uno.
Como pecado capital, la gula ocasiona muchos otros vicios y pecados porque el intelecto, embotado y nublado por excesiva comida o bebida, pierde el control que debería de tener en la dirección de nuestras acciones.
Santo Tomás, citando a San Gregorio, designó lo siguiente como hijas de la gula:
- Estupidez o embotadura del intelecto;
- Gozo excesivo (especialmente por la bebida), al cual siguen actos imprudentes y acciones poco dignas;
- Locuacidad excesiva, en la cual suele haber pecado, como dicen las Escrituras En el mucho hablar no faltará el pecado, el que refrena sus labios es prudente. (Prov. 10, 19);
- Exceso en palabras y en gestos, que proceden de la falta de la razón o de la debilidad del intelecto;
- Lujuria, que es el mal efecto más frecuente del vicio de la gula.
Si añadimos a esto que el exceso en la comida y la bebida destruye el organismo, además:
- Empobrece los afectos;
- Degrada los buenos sentimientos;
- Destruye la paz de la familia;
- Te aísla de la sociedad (especialmente con la plaga del alcoholismo), y le incapacita a uno de la práctica de toda clase de virtud, hemos resumido el principal efecto desastroso de este feo vicio que rebaja al hombre al nivel de un animal.
Contra la Gula – La Virtud de la TEMPLANZA
La virtud que debes de cultivar contra la gula es la TEMPLANZA: beber y comer con moderación. La templanza conduce a evitar toda clase de exceso, el abuso de la comida, del alcohol, de las drogas, del tabaco y de las medicinas. Quienes en estado de embriaguez, o por adicción inmoderada de velocidad, ponen en peligro la seguridad de los demás y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el aire, se hacen gravemente culpables (Catecismo de la Iglesia Católica 2290).
No extiendas la mano a todo lo que ves, no te precipites sobre la bandeja. Piensa que los demás están en la misma situación tuya, actúa en todo con reflexión. Come lo que se te presenta como un hombre educado y no como un glotón, lo que te haría odioso. Sé el primero en detenerte, es cuestión de educación; no seas tragón, pues molestarías. Si estás sentado con varias personas, no seas el primero en servirte. Un poco le basta a un hombre bien educado; una vez en su cama, no le costará respirar. Un estómago liviano produce un sueño sano; uno se levanta temprano y con la cabeza despejada. En cambio el insomnio, los vómitos y las diarreas esperan al hombre glotón. Si te has visto obligado a comer mucho, levántate, anda a vomitar al excusado y te sentirás aliviado. Hijo mío, óyeme, no te rías de mis consejos; al final verás que te decía la verdad. Sé moderado en todo lo que hagas y no tendrás ninguna enfermedad.
Eclesiástico 31, 14-22