Cristo, el Señor, como la primavera, como una nueva aurora, resucitó.
Cristo, nuestra Pascua, es nuestro rescate, nuestra salvación.
Es grano en la tierra, muerto y florecido, tierno pan de amor.
Se rompió el sepulcro, se movió la roca, y el fruto brotó.
Dueño de la muerte, en el árbol grita su resurrección.
Humilde en la tierra, Señor de los cielos, su cielo nos dio.
Ábranse de gozo las puertas del Hombre, que al hombre salvó.
Gloria para siempre al Cordero humilde que nos redimió. Amén.
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