Como el clavel del patio estaba seco,yo,
entristecido por sus tristes males,
bajé al jardín para cavar un hueco,
en buena sombra entre dos rosales.
Y eran rosales cerca, gajo a gajo en una cercanía indiferente, pero al cavar un poco, vi allá abajo sus raíces trenzadas locamente.
Así, esta tarde, descubrí el secreto de un cariño verdadero, hondo y discreto, transplantando un clavel que se secó.
Y, en nuestra indiferente cercanía, qué loco ensueño se descubriría si alguien cavara un hueco entre tú y yo.
Jose Angel Buesa
|