cual si fuese un guiño de fulgente asomo
cuando en la mañana nos besa la brisa.
Un rayo de sol que nos da la vida,
sustancia perenne de bella energía
centurión del campo con su hegemonía
de estrella celeste que el niño persigue
entre los recuerdos que a su mente exige
el sueño imposible de alcanzarlo un día.