Ignacio de Loyola (Loyola, 1491-Roma, 31 de julio de 1556)3 fue un soldado y sacerdoteespañol fundador de la Compañía de Jesús, de la que fue el primer general. En esta orden se profesan los votos habituales de pobreza, castidad y obediencia además de otro especial de obediencia al papa.4 La Compañía de Jesús tuvo un importante papel durante la Contrarreforma.
El papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622 junto con Francisco Javier, Felipe Neri, Teresa de Jesús e Isidro Labrador.5 Pío XI lo declaró patrono de los ejercicios espirituales en 1922.6 El metodista Jesse Lyman Hurlbut consideró a Ignacio de Loyola como una de las personalidades más notables e influyentes del siglo XVI.7
En mayo de 1521, cuando era gentilhombre del virrey de Navarra, cayó herido en combate en la batalla de Pamplona frente a un contingente de navarros y franceses que apoyaba el reinado de Enrique II de Navarra.89 Este hecho sería determinante en su vida, pues la lectura durante su convalecencia de libros religiosos lo llevaría a profundizar en la fe católica y a la imitación de los santos.
Así que ya estando sano se propuso peregrinar a Jerusalén, para lo cual necesitaba llegar antes a Roma. En su trayecto se detuvo en Montserrat y Manresa, donde comenzó a desarrollar sus ejercicios espirituales, base de la espiritualidad ignaciana.5
A su vuelta de Tierra Santa, comenzó sus estudios y a dedicarse a la predicación, basándose en el método de sus ejercicios espirituales. Fue procesado en Alcalá de Henares y en Salamanca y se le prohibió predicar hasta que no hubiera estudiado cuatro años.10 Decidió continuar sus estudios en París, donde estudió humanidades, filosofía y un año y medio de teología. En París decidieron seguirle Pedro Fabro y Francisco Javier, entre otros.5
Ignacio y sus compañeros acabaron haciendo en Montmartre un voto para vivir en la pobreza, ayudar al prójimo y peregrinar a Jerusalén o, de no ser posible, ponerse a disposición del papa. Debido a la guerra contra los otomanos fue imposible embarcar a Tierra Santa. Ignacio partió a Roma junto a Pedro Fabro y Diego Laínez, experimentando durante todo el viaje multitud de sentimientos espirituales y una especial confianza en que Dios les sería favorable en esa ciudad.5
Allí se dedicó a impartir sus ejercicios espirituales, pero pronto sufrió las críticas de personalidades influyentes que difundieron rumores en su contra, acusándolo de ser un fugitivo de la Inquisición. Para impedir que las acusaciones prosperasen y acabasen impidiendo su actividad, Ignacio quiso que se abriese un proceso formal para así ser declarado públicamente inocente. Este proceso se resolvió a su favor.5
En noviembre de 1538 Ignacio y sus compañeros se pusieron a disposición del papa.11
En 1541 se procedió a designar al primer general de la Compañía de Jesús, resultando Ignacio elegido unánimemente por sus compañeros. Sin embargo, rechazó la designación y pidió que la votación se repitiese tras madurarlo más profundamente. Volvió a ser elegido en segunda votación y, tras reflexionar y confesar sus pecados, finalmente aceptó.5
Estuvo quince años al frente de la Compañía de Jesús como general, permaneciendo en Roma. La misma prosperó al punto que contaba con más de mil miembros en más de cien casas —en su mayoría colegios y casas de formación— repartidas en doce provincias al momento de su muerte.6 Sus ejercicios espirituales, publicados en 1548, ejercieron una influencia proverbial en la espiritualidad posterior como herramienta de discernimiento.12 Murió el 31 de julio de 1556 y su cuerpo, que fue inicialmente sepultado en la iglesia de Santa Maria della Strada, fue trasladado a la iglesia del Gesù, sede de la Compañía.
Según los biógrafos jesuitas Cándido de Dalmases Jordana y Albert Logchamp su nombre completo fue Íñigo López de Loyola.1131415 Se le puso el nombre del abad san Íñigo, que se corresponde con el nombre de origen prerromano Enneco.1617
En un proceso de 1515 se le llama tanto Íñigo como Eneco.16
En ocasiones el nombre ha aparecido en latín como «Enecus».18
Él solía firmar con la fórmula «De bondad pobre, Ynigo», ya que la «y» y la «n» eran grafías corrientes en lugar de la «i» y la «ñ» hasta el siglo XVII.1719
La primera vez que aparece nombrado con el nombre en latínIgnatius («Ignacio» en castellano e «Iñaki» en vasco)18 es en 1531 en la lista de alumnos del rector de la Universidad de París.20 Ignatius aparece también en el diploma20 de maestro en artes liberales21 expedido por la universidad el 14 de marzo de 1534.22 No explicó las razones del cambio, aunque fue devoto de san Ignacio de Antioquía.23 Según un biógrafo del siglo XVI, Pedro de Ribadeneira, "tomó el nombre de Ignacio por ser más universal" o "más común a las otras naciones".14
En la década de 1540 aún firmaba algunos escritos en castellano con la fórmula «De bondad pobre, Ynigo»17 como la carta que escribió a la monja Teresa Rejadella en 154324 o el recado a fray Barberá en 1546.25
Existen dos biografías del siglo XVI de san Ignacio de Loyola:
El Relato del Peregrino (una parte en castellano y otra en italiano 1553-1555), que es una autobiografía recogida por el jesuita Luís Gonçalves da Cmara (disponible en Wikisource). El escritor Federico Ortés considera que el escrito fue ocultado por los jesuitas a partir de 1565.26 En 1731 los bolandistas publicaron una edición en latín. En 1904 se publicó una edición basada en el original, en español e italiano. En 1942 se volvió a publicar. En 1973 se difundió más ampliamente una nueva edición.27
La Vida de Ignacio de Loyola (en latín 1572, en castellano 1583) del jesuita Pedro de Ribadeneira. Hubo ediciones retocadas por el autor en 1584, 1586, 1594, 1595 y 1605. Luego no volvió a editarse hasta 1863.27
Marina nació en Ondarroa. Algunos historiadores afirman que nació en Azcoitia pero según Cándido de Dalmases esto no es posible ya que el padre de Marina, Martín García de Licona, compró la casa de Balda de ese lugar en 1459. 30La madre de Marina, según testigos de 1561, fue María de Zarauz.31
Según Ribadeneira el matrimonio tuvo ocho hijos y cinco hijas. Según documentación conservada los varones se llamaron Juan Pérez, Martín García, Beltrán, Ochoa Pérez, Hernando, Pero López e Íñigo López, mientras que las mujeres tuvieron por nombre Juana, Magdalena, Petronila y Sancha Ibáñez.32
Íñigo (san Ignacio) fue el último hijo del matrimonio y debió nacer en 1491, probablemente el 1 de junio,33 si bien no se conserva su partida de bautismo.34
El padre hizo testamento el 23 de octubre de 1507. Este documento se ha perdido pero se sabe que dejó como heredero universal a su hijo mayor: Martín García.29
El contador mayor de la Hacienda de Castilla, el hidalgo Juan Velázquez de Cuéllar, le pidió al señor de Loyola que mandase a Arévalo a uno de sus hijos para tenerlo en su casa como propio. María de Velasco, mujer del contador mayor de Castilla, era pariente de la madre de san Ignacio y es posible que existiese una estrecha amistad entre ambas familias antes de esta petición.3536
Se desconoce la fecha del traslado de san Ignacio a Arévalo. El historiador jesuita Fidel Fita dice que ocurrió en 1496 pero Cándido de Dalmases lo atrasa hasta entre 1504 y 1507.37
Juan Velázquez de Cuéllar fue contador mayor desde 1495 y miembro del Consejo Real desde 1497. Su casa estaba en Arévalo pero estaba obligado a seguir a la Corte itinerante de los Reyes Católicos.38
Juan Velázquez fue albacea testamentario de los reyes Isabel y Fernando. Cuando Isabel la Católica murió en 1504 numerosos objetos que habían pertenecido a la soberana pasaron por la casa del contador mayor en Arévalo y fueron vendidos. Entre estos objetos había libros religiosos, algunos de los cuales fueron adquiridos por María de Velasco. De este modo, san Ignacio pudo haber tenido acceso a libros que pertenecieron a Isabel.39
Según Ribadeneira, san Ignacio era muy buen escribano y perfeccionó su letra en Arévalo. Según Juan Alfonso de Polanco, en este tiempo san Ignacio escribió un poema al apóstol san Pedro.41
También entabló amistad con Alonso de Montalvo, un paje del contador mayor que llegaría a ser un noble muy rico.42
Sobre su personalidad en estos tiempos, el mismo san Ignacio dijo que hasta los 26 años fue «dado a las vanidades del mundo y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas con un grande y vano deseo de ganar honra».43
Él, su hermano Pero y algunos otros miembros del clan familiar fueron acusados de cometer actos de violencia contra el clero de la parroquia de Azpeitia, con el que tenían discrepancias, el Carnaval de 1515. El crimen habría tenido lugar lugar "de noche, con propósito deliberado, a traición y con una emboscada". Hubo un proceso penal, del que se conservan algunos documentos, y finalmente salió liberado.4445
Fernando el Católico estuvo con Juan Velázquez en Segovia, Burgos, Valladolid, Tordesillas, Medina del Campo, Madrid y Toledo. El historiador jesuita Luis Fernández Martín dice que en 1508 Fernando el Católico estuvo con este contador mayor en Córdoba y Sevilla. Hay documentación que demuestra que Fernando estuvo con sus contadores mayores de nuevo en Sevilla en 1511. Es muy posible que san Ignacio acompañase a Juan Velázquez en estos viajes.46
Fernando el Católico murió en enero de 1516, lo que trajo la ruina de Juan Velázquez. Carlos I dispuso que se diesen a Germana de Foix las villas de Arévalo, Madrigal de las Altas Torres, Olmedo y Santa María la Real de Nieva. Las dos primeras localidades habían sido confiadas a Juan Velázquez previamente y se dispuso que este las tuviera en nombre de Germana y que se le diesen honores a esta. Esto no suponía un perjuicio económico para Juan Velázquez, pero él se negó y puso Arévalo en pie de guerra. Según Prudencio de Sandoval, esto duró entre noviembre de 1516 y marzo de 1517. Juan Velázquez, que arrastraba una deuda de 16 millones de maravedís y que había perdido en la lucha a su primogénito Gutierre, fue en junio de 1517 a Madrid a ver al cardenal Cisneros y murió en esta ciudad el 12 de agosto de ese año.4748
María de Velasco le dio a san Ignacio 500 escudos y dos caballos para que fuese a Pamplona a ofrecerse a servir al duque de Nájera, Antonio Manrique de Lara, que desde mayo de 1516 era virrey de Navarra.40 El virrey le nombró gentilhombre.49
Antonio Manrique de Lara estuvo con Carlos I en las Cortes de Valladolid de 1518. Es posible que san Ignacio le acompañase. En este lugar su hermano, Martín García, señor de Loyola, obtuvo permiso del monarca para instituir un mayorazgo gracias a la intervención del duque de Nájera.49
En el contexto de la Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522), la villa de Nájera se rebeló contra Antonio Manrique de Lara. El 18 de septiembre de 1520 san Ignacio tomó parte en la expedición que sometió a los rebeldes. Según Juan Alfonso de Polanco algunos de los expedicionarios se dedicaron al saqueo pero san Ignacio no cayó en eso, dando muestras de "de grande y noble ánimo y liberal".49
En 1521 algunas villas de Guipúzcoa, entre las que se encontraban Azpeitia y Azcoitia, protestaron contra el nombramiento de Cristóbal de Acuña como corregidor de la provincia argumentando que aquello iba contra sus fueros. Según Juan Alfonso de Polanco, el duque de Nájera se sirvió de san Ignacio para solucionar el conflicto, llegándose a firmar un laudo arbitral el 12 de abril de 1521. Polanco añade que san Ignacio dio muestras "de ser ingenioso y prudente en las cosas del mundo y de saber tratar los ánimos de los hombres, especialmente en saber acordar diferencias o discordias".50
En 1512 las tropas castellanas habían conquistado el Reino de Navarra. En 1521 el rey Francisco I de Francia decidió apoyar a Enrique de Albret en sus aspiraciones al trono de Navarra, contando con el apoyo de los navarros agramonteses. El virrey de Navarra se fue a Segovia para pedir los refuerzos necesarios para defender el territorio y dejó a Pedro de Beaumont a cargo de la defensa de Pamplona. Los vecinos y el concejo de Pamplona argumentaron que el mando les correspondía a ellos en ausencia del virrey y decidieron marcharse.9
En mayo de 1521 llegaron a Pamplona Martín García de Oñaz y su hermano san Ignacio con un grupo de soldados que habían reunido en Guipúzcoa. Martín García vio el panorama y decidió marcharse con las tropas pero san Ignacio consideró que aquello era huir y decidió ir al castillo de Pamplona para participar en la defensa de la ciudad. El 19 de mayo se encerró en el castillo también su alcaide, Miguel de Herrera. Ese mismo día los diputados de Pamplona juraron en Villava lealtad a Enrique de Albret.9
Los franceses conquistaron Pamplona y fueron a tomar el castillo, que entonces estaba en obras. Según el historiador jesuita Joseph Marie Cros entre los atacantes estaban dos hermanos de san Francisco Javier: Miguel y Juan de Jassu.51 San Ignacio logró evitar que se llegase a una capitulación.52 En el combate, una bala de culebrina o falconete le rompió una pierna y le lastimó la otra. El jesuita Niccolò Orlandini dice que esto ocurrió el 20 de mayo de 1521, lunes de Pentecostés. La rendición del castillo tuvo lugar el día 23 o 24 de mayo.9
Los franceses le practicaron las primeras curas a san Ignacio y los españoles le llevaron en unas andas a la casa de Esteban de Zuasti. Luego, fue trasladado a la casa de Loyola, donde le recibió el matrimonio de Martín García y Magadalena de Araoz.53
Según el propio san Ignacio, los huesos fueron colocados mal en la primera cura y hubo que operarle otra vez. Su salud empeoró y, el 28 de junio, los médicos dijeron que si no mejoraba antes de la medianoche iba a morir. Esa misma noche, víspera de la festividad de San Pedro y San Pablo, empezó a encontrarse mejor.53
Los huesos se fueron soldando pero en una de las piernas un hueso quedó montado sobre el otro, haciendo que fuese más corta y con un bulto. Por esto, decidió someterse a una nueva operación más dolorosa que la anterior.54
San Ignacio dijo que le trataron médicos y cirujanos, en plural, y se conoce el nombre de un cirujano que le trató: Martín de Iztiola, de Azpeitia.54
En el tiempo de convalecencia, quiso leer libros de caballerías pero no había en la casa de Loyola. En lugar de eso leyó la Vita Christi, obra en cuatro volúmenes del cartujo Ludolfo de Sajonia traducida por el franciscano Ambrosio Montesino. También leyó Flos sanctorum, un libro de vidas de santos escrito por el dominico Santiago de la Vorágine y traducido por el cisterciense Gauberte Fabricio de Vagad.55
Durante esta etapa también dedicaba mucho tiempo a pensar en qué decirle a una dama y qué hechos de armas llevar a cabo para conquistarla. No se sabe si esta mujer existió o si era una figura imaginaria. Es posible que se tratase de Catalina de Austria, hermana de Carlos I, a quien pudo conocer en Tordesillas o Valladolid. Catalina se casó en 1525 con Juan III de Portugal.55
San Ignacio empezó a discernir cómo los pensamientos sobre Dios entraban con dificultad pero le dejaban contento y sosegado mientras que los pensamientos del mundo entraban con facilidad y le dejaban descontento. Los pensamientos de Dios le llevaban a imitar a los santos. Entonces tomó la decisión de ir a Jerusalén y de llevar una vida de rigurosa penitencia.56
En su autobiografía se dice:
Y cobrada no poco lumbre de aquesta leción, comenzó a pensar más de veras en su vida pasada, y en quánta necesidad tenía de hacer penitencia della. Y aquí se le ofrecían los deseos de imitar los santos, no mirando más circunstancias que prometerse así con la gracia de Dios de hacerlo como ellos lo habían hecho. Mas todo lo que deseaba de hacer, luego como sanase, era la ida de Hierusalem, como arriba es dicho, con tantas disciplinas y tantas abstinencias, cuantas un ánimo generoso, encendido de Dios, suele desear hacer.
Estando una noche despierto se le apareció la Virgen María con el niño Jesús, lo cual le consoló.57
Posteriormente tomó un cuaderno de unas 300 hojas y se puso a escribir sobre los libros de religión que estaba leyendo. Escribía las palabras de Jesucristo con tinta roja y las de la Virgen María con tinta azul.57
Paralelamente, el 21 de agosto de 1521 el duque de Nájera fue cesado del cargo de virrey de Navarra y, a comienzos de 1522, fue escogido papa Adriano VI, que se encontraba en España. El nuevo papa debía de pasar por Zaragoza y Barcelona antes de llegar a Roma.59
San Ignacio partió de la casa de Loyola a finales de febrero de 1522 acompañado de un hermano. Este posiblemente fuese el religioso Pero López. Pasaron antes por el Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu. San Ignacio realizó una vigilia de oración antes de venerar a la Virgen de Aránzazu. Es posible que fuese en este santuario mariano donde realizó su voto de castidad.60
Posteriormente se despidió de su hermana Magdalena en Anzuola. En este lugar o en Oñate se separó de su hermano y continuó solo hasta el pueblo riojano de Navarrete para encontrarse con el duque de Nájera. Su propósito era despedirse del duque y pedirle unos pocos ducados que le adeudaba. Tras cobrar el dinero lo repartió y dio una parte para el ornato de una imagen de la Virgen.61
En un pueblo cercano a Barcelona, posiblemente Igualada, compró unas esparteñas para los pies y una tela de saco para hacerse una túnica de peregrino. Solo se puso una de las esparteñas, en el pie derecho, ya que la pierna derecha era la que tenía más dañada.63
Los franceses le practicaron las primeras curas a san Ignacio y los españoles le llevaron en unas andas a la casa de Esteban de Zuasti. Luego, fue trasladado a la casa de Loyola, donde le recibió el matrimonio de Martín García y Magadalena de Araoz.53
Según el propio san Ignacio, los huesos fueron colocados mal en la primera cura y hubo que operarle otra vez. Su salud empeoró y, el 28 de junio, los médicos dijeron que si no mejoraba antes de la medianoche iba a morir. Esa misma noche, víspera de la festividad de San Pedro y San Pablo, empezó a encontrarse mejor.53
Los huesos se fueron soldando pero en una de las piernas un hueso quedó montado sobre el otro, haciendo que fuese más corta y con un bulto. Por esto, decidió someterse a una nueva operación más dolorosa que la anterior.54
San Ignacio dijo que le trataron médicos y cirujanos, en plural, y se conoce el nombre de un cirujano que le trató: Martín de Iztiola, de Azpeitia.54
En el tiempo de convalecencia, quiso leer libros de caballerías pero no había en la casa de Loyola. En lugar de eso leyó la Vita Christi, obra en cuatro volúmenes del cartujo Ludolfo de Sajonia traducida por el franciscano Ambrosio Montesino. También leyó Flos sanctorum, un libro de vidas de santos escrito por el dominico Santiago de la Vorágine y traducido por el cisterciense Gauberte Fabricio de Vagad.55
Durante esta etapa también dedicaba mucho tiempo a pensar en qué decirle a una dama y qué hechos de armas llevar a cabo para conquistarla. No se sabe si esta mujer existió o si era una figura imaginaria. Es posible que se tratase de Catalina de Austria, hermana de Carlos I, a quien pudo conocer en Tordesillas o Valladolid. Catalina se casó en 1525 con Juan III de Portugal.55
San Ignacio empezó a discernir cómo los pensamientos sobre Dios entraban con dificultad pero le dejaban contento y sosegado mientras que los pensamientos del mundo entraban con facilidad y le dejaban descontento. Los pensamientos de Dios le llevaban a imitar a los santos. Entonces tomó la decisión de ir a Jerusalén y de llevar una vida de rigurosa penitencia.56
En su autobiografía se dice:
Y cobrada no poco lumbre de aquesta leción, comenzó a pensar más de veras en su vida pasada, y en quánta necesidad tenía de hacer penitencia della. Y aquí se le ofrecían los deseos de imitar los santos, no mirando más circunstancias que prometerse así con la gracia de Dios de hacerlo como ellos lo habían hecho. Mas todo lo que deseaba de hacer, luego como sanase, era la ida de Hierusalem, como arriba es dicho, con tantas disciplinas y tantas abstinencias, cuantas un ánimo generoso, encendido de Dios, suele desear hacer.
Estando una noche despierto se le apareció la Virgen María con el niño Jesús, lo cual le consoló.57
Posteriormente tomó un cuaderno de unas 300 hojas y se puso a escribir sobre los libros de religión que estaba leyendo. Escribía las palabras de Jesucristo con tinta roja y las de la Virgen María con tinta azul.57
Paralelamente, el 21 de agosto de 1521 el duque de Nájera fue cesado del cargo de virrey de Navarra y, a comienzos de 1522, fue escogido papa Adriano VI, que se encontraba en España. El nuevo papa debía de pasar por Zaragoza y Barcelona antes de llegar a Roma.59
San Ignacio partió de la casa de Loyola a finales de febrero de 1522 acompañado de un hermano. Este posiblemente fuese el religioso Pero López. Pasaron antes por el Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu. San Ignacio realizó una vigilia de oración antes de venerar a la Virgen de Aránzazu. Es posible que fuese en este santuario mariano donde realizó su voto de castidad.60
Posteriormente se despidió de su hermana Magdalena en Anzuola. En este lugar o en Oñate se separó de su hermano y continuó solo hasta el pueblo riojano de Navarrete para encontrarse con el duque de Nájera. Su propósito era despedirse del duque y pedirle unos pocos ducados que le adeudaba. Tras cobrar el dinero lo repartió y dio una parte para el ornato de una imagen de la Virgen.61
En un pueblo cercano a Barcelona, posiblemente Igualada, compró unas esparteñas para los pies y una tela de saco para hacerse una túnica de peregrino. Solo se puso una de las esparteñas, en el pie derecho, ya que la pierna derecha era la que tenía más dañada.63
Luego pasó por Ramla y llegó a Jerusalén el 4 de septiembre de 1523.77
El 5 de septiembre oyó misa en el Convento de Sion, donde estuvieron los franciscanos entre 133578 y 1551.79 Luego estuvo en el Cenáculo y la Abadía de la Dormición de la Virgen. Pasó la noche en vigilia en el Santo Sepulcro. La tarde del 6 de septiembre recorrió la Vía Dolorosa. El 7 de septiembre estuvo en Betania y en el Monte de los Olivos. Los días 8 y 9 de septiembre estuvo en Belén. El 10 y el 11 de septiembre estuvo por el Valle de Josafat y, tras pasar por el Torrente Cedrón, visitó el huerto de Getsemaní del Monte de los Olivos. El 14 de septiembre partió hacia Jericó y el río Jordán. Luego se planteó quedarse en el convento de Sion pero el provincial se negó a admitirle.80
El 23 de septiembre se dirigió de nuevo a Ramla. Embarcó en Jafa el 3 de octubre y llegó el 14 de ese mes a Lárnaca. Durante su segunda estancia en Chipre visitó una iglesia de los franciscanos en Nicosia. Luego embarcó de nuevo y, a finales de diciembre, llegó a un puerto de la región de Apulia. En enero llegó a Venecia, donde volvió a encontrarse con el español rico que le acogió y esta vez le dio 15 o 16 julios, una moneda que equivalía a un décimo de ducado. Tras atravesar las regiones del Véneto, Emilia-Romaña, Lombardía y Liguria llegó a la ciudad de Génova, donde tomó un barco para Barcelona.81
Decidió estudiar y pensó que podía ayudarle en ello el cisterciense que había conocido en Manresa, pero ya había muerto cuando regresó a Cataluña. En Barcelona, su amiga Isabel le ofreció costearle sus gastos mientras estudiaba y el bachiller Jerónimo Ardevol se ofreció a darle clases gratis y él aceptó.72
Durante esta estancia en Barcelona se alojó de nuevo en una habitación de la casa de Inés Pascual.72
Con Ardevol, comenzó a aprender latín usando como manual las Introductiones in linguam latinam de Antonio de Nebrija.82
San Ignacio, a su vez, comenzó en esta etapa en Barcelona a impartir sus enseñanzas religiosas a tres compañeros: Calixto de Sa, Juan de Arteaga y Lope de Cáceres.83
En Barcelona, san Ignacio tuvo comunicación con jerónimas del Convento de San Matías, benedictinas del Convento de Santa Clara (entre las cuales se encontraba Teresa Rejadella, con la que se cartearía) y dominicas del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles.84
Cuando terminó su segundo curso de latín, Ardevol le recomendó que fuese a estudiar a la Universidad de Alcalá de Henares. Su estancia en Alcalá de Henares pudo durar entre marzo de 1526 y junio de 1527 y dijo haber estudiado Súmulas de Domingo de Soto, Physicorum libri VIII de Alberto Magno y Sententiarum libri IV de Pedro Lombardo.85
En Alcalá de Henares daba ejercicios espirituales y explicaba la doctrina cristiana a gente que se le acercaba,85 como el estudiante Martín de Olabe y los sacerdotes Estella Diego de Eguía y Manuel Miona.86
En Alcalá de Henares se hospedó en el Hospital de Antezana. Solía ir con los tres compañeros de Barcelona: Calixto de Sa, Juan de Arteaga y Lope de Cáceres. En el hospital conoció a Juan Reynalde, un paje herido del virrey de Navarra que decidió seguirle también. San Ignacio y sus compañeros llevaban hábitos de color marrón claro.87