Nosotros pensamos que somos la criatura perfecta, la única que
tiene una inteligencia superior a los demás. Hemos colonizado el mundo
entero (hasta el espacio, que parecía inconquistable), construido
sólidos edificios en los que vivir, descubierto especies extintas,
remedios para enfermedades hasta ahora incurables, inventado aparatos
que se han ido perfecionando con el paso de los siglos, dando como
resultado la tecnificación de nuestro día a día, expulsado los
sentimientos de nuestro interior…ect. En definitiva, hemos creado tantas
cosas, somos tan inteligentes, tan perfectos, tan intocables, que damos
por hecho que debemos reinar sobre el resto de los seres vivos e
incluso, sobre nuestros hermanos.
Así
es como miramos por encima del hombro a la planta mustia de la maceta,
sin regarla; al perro vagabundo, sin adoptarlo y al pobre que pide
dinero, sin darle nada. Así es como el ser
humano se ha vuelto egoísta. No le importa talar un bosque entero,
desecar los óceanos o organizar una guerra con tal de que él salga
beneficiado.
Ay,
qué equivocados estamos los humanos. ¿Cómo vamos a ser la criatura
perfecta organizando una guerra o despreciando a nuestros iguales? Sí así fuera, destruiríamos el mundo de tal manera que éste no podría volver a regenerarse. Es
increíble que con tantos siglos de evolucion que llevamos aún no seamos
capaces de ver cuán magnífico y único es nuestro mundo, junto con todas
las criaturas que lo habitan.
Como bien dice Álex Ubago:
Estoy buscando en vano una sola explicación, que de una vez por todas justifique tanta incomprensión. Si la vida nos importa, si no somos tan idiotas, ¿por qué nos dedicamos a cubrir el mundo de dolor?¿Y para qué medir el tiempo, si lo nuestro es esperar?¿Para qué sentirnos ciertos, si la vida nos da igual?
¿Para qué creernos todo lo que vemos si al final no sabemos ni siquiera si es...