Ángeles y la iglesia

Nosotros — la iglesia — recibimos conocimiento a través de la revelación del Espíritu. La multiforme sabiduría de Dios debe ser dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales. (Efesios 3:10). Así pues, la iglesia es la que enriquece a los principados y potestades con sabiduría. Como hijos de Dios podemos – a través del conocimiento de Dios – crecer en nuestro hombre interior hacia Aquel que es la cabeza – Cristo. Los ángeles no pueden hacer eso, pero pueden servir a los santos con la comprensión del conocimiento que reciben a través de la iglesia.

Pablo dice en 1 Corintios 6:3 que juzgaremos a los ángeles. Esto no significa necesariamente que podemos condenarlos, sino que juzgaremos que hayan ayudado en los diferentes momentos que se les presentaron. Muchos misioneros, y otros, han sido rescatados gracias a la ayuda de ángeles enviados desde el cielo, que eliminaron los peligros en su camino y los guiaron a través de las dificultades. ¡Qué consuelo es saber que hay un ángel del Señor que nos guía y acompaña!

Una vez que entendemos la obra del Espíritu y de los ángeles, podemos orar por la ayuda adecuada con una mayor comprensión espiritual. Es importante que nos familiaricemos con la realidad de que los ángeles son enviados para servir a los que heredarán la salvación. Debemos conceder a los ángeles el lugar que les corresponde en nuestra vida de fe y reconocer su labor. ¿De qué otra manera podemos participar en juzgar a los ángeles? Consideremos su trabajo; observemos lo que han sido designados para hacer en el futuro y cómo intervienen no solo en la vida de un individuo, sino también en los acontecimientos mundiales.