Diciembre
Siempre llega con ese aire de cierre,
como si la vida nos pidiera una pausa para mirar hacia atrás y tomar lo bueno,
lo malo y lo aprendido.
Es un mes que trae luces y risas, pero también un poco de melancolía.
Nos recuerda a las personas que están lejos y a las que,
aunque quisimos mucho, ya no nos acompañan.
Y mientras tanto, las cenas, las reuniones
y el caos nos invitan a reflexionar en medio del bullicio.
Es el momento perfecto para abrazar a quienes están cerca,
no solo con los brazos, sino con el corazón.
También es una oportunidad para sentarnos con nosotros mismos,
sin juzgarnos, sin buscar culpables, y pensar:
"¿Qué puedo hacer diferente?
¿Cómo puedo ser mejor, más feliz, más libre?".
Porque este mes no solo cierra un capítulo,
también abre otro, y dependerá de nosotros escribirlo.
Así que aprovechemos.
Dejemos que el retrovisor nos sirva para aprender,
pero miremos al frente con ilusión.
Cambiemos lo que haya que cambiar,
dejemos atrás lo que nos pesa y abracemos lo que viene.
Porque, al final, diciembre no es el fin:
es la oportunidad de un nuevo comienzo.
Alan Reyes.
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