En nuestros momentos más oscuros...
En nuestros momentos más oscuros,
no necesitamos soluciones ni consejos.
Lo que anhelamos
es simplemente una conexión humana:
una presencia tranquila, un toque gentil.
Estos pequeños gestos
son las anclas que nos mantienen firmes
cuando la vida parece demasiado.
Por favor no intentes arreglarme.
No cargues con mi dolor ni alejes mis sombras.
Siéntate a mi lado mientras supero
mis propias tormentas internas.
Sé la mano firme que puedo alcanzar mientras
encuentro mi camino.
Mi dolor es mío para soportarlo,
mis batallas son mías para enfrentarlas.
Pero tu presencia me recuerda que no estoy
solo en este mundo vasto y a veces aterrador.
Es un recordatorio silencioso
de que soy digno de amor,
incluso cuando me siento destrozado.
Entonces, en esas horas oscuras
en las que me pierdo, ¿estarás aquí?
No como salvador, sino como compañero.
Sostén mi mano hasta que llegue el amanecer,
ayudándome a recordar mi fuerza.
Tu apoyo silencioso
es el regalo más preciado
que puedes dar.
Es un amor que me ayuda
a recordar quién soy,
incluso cuando lo olvido.
Ernest Hemingway
|