El árbol de mi vida ya se inclinas
obre la parda tierra del camino.
La fuerza del espíritu, tan sólo,
lo reanima, sostiene y vivifica
El cántaro de barro que mil veces
llené en el manantial de la Poesía,
contiene sólo gozos de recuerdos
y agua de invierno con sabor a lluvia
Las manos que escogieron tantas flores
del huerto del querer para mi amada,
hallan sobre la tierra humedecida
espinas de zarzales solitarios
Ya todo es soledad ¡... ¡ Rumor de sombras ¡...
¡ Desierto sin oasis ni palmeras!...
¡ Canción sin estribillo ¡... ¡ Madrugada ¡...
¡ Andadura sin ecos y sin huellas ¡
¡ Apertura de luz a la esperanza,
y espera de un presente sin futuro
donde el alma será llama infinita
en la presencia del CREADOR ETERNO ¡