Mi beso erizó tu piel, mis espinas despertaron tu pasión adormecida, sembrando de bravuras tus ñoñas tonterías y ahora que la resaca se une al reflujo, que la marea se lleva su agua, ahora que el sol se oculta entre las nubes me hablas de incomprensión. Acaso no te entregue mi alma desnuda acaso no mecí tus locuras y mis caricias no moldearon tu figura que mas querías si todo cuanto tuve te lo entregué aquel día. - Y así me lo pagas esa es mi recompensa por tanto desvelo. Un beso de despedida como Judas dio al Señor un beso hueco, hipócrita, vendido por doce monedas y una falsa promesa. Ahora que te embrutece el dolor que el acomodo de burguesa te cierra las puertas, ahora me hablas de incomprensión.