Cuando el tema de las milanesas que compra en el Mercado Central pasaron a engrosar la enorme pila de dislates del recuerdo, la señora se descuelga a través del señor de las emes, con una que las desborda largamente…”debemos preservar nuestra soberanía”, dijo, en alusión al avión militar de los EE.UU que tuvo la infeliz ocurrencia de aterrizar en el Aeropuerto Internacional Argentina 2011, cumpliendo “pactos preexistentes”, una figura que durante ésta gestión, y la anterior, que son la misma, se ha convertido en el mecanismo ideal para el tendido de trampas nacionales e internacionales. Nos cagamos entre otras cosas, en la palabra empeñada y firmada. Dicen las malas lenguas que no hay nada más peligroso que una mujer “despechada”, no porque carezca de tetas justamente, sino por esa suerte de “malquerencia nacida en el ánimo por desengaños sufridos”. Y OBAMA, que es el Presidente del país más poderoso del mundo, no sale de gira al exterior para la compra de bijouterie, talabartería o ropa. El poder de decisión de sus visitas, en realidad lo resuelve el Pentágono…ocurre que semejante responsabilidad, le inhibe de tomarse las cosas para la joda y los caprichos. Esto Ud. debería tenerlo remanyado. Y OBAMA no vino ni vendrá a la Argentina…¿por qué y para qué habría de hacerlo?, deberíamos preguntarnos proponiéndonos un verdadero examen de sensatez. ¡Si hasta los poligriyos que vivimos acá, no vemos la hora de “rajarnos”!.
Como yo hablo solo por impresión, y dejo los detalles técnicos para los especialistas, y como el tema ya ha sido abordado sobradamente, lo que de ningún modo implicas se haya solucionado…¡todo lo contrario!, se me ocurre que la señora jugó todas sus fichas a que “el morocho” del Norte nos visitara o para mejor decir, “la visitaría”, convencida que estaba tanto o más embelesado que los alcahuetes que tienen reservados palcos y plateas preferenciales, para ver y escuchar sus recurrentes y disparatados mensajes. ¡Y hasta es probable que no se equivoque!, pero como le digo, el Presidente de los EE.UU., no hace lo que quiere sino lo que debe, conforme los constantes Asuntos de Estado que debe atender, y cuya agenda está obligado a “delegar”.
Para preservar nuestra soberanía, que incluye la entrada masiva de Carteles y falopa, hay que vigilar las fronteras y procurar que los radares capaces de detectar el vuelo razante de aeronaves cargadas de la letal pasta blanca, hagan escala en nuestro abandonado territorio. Para preservar la soberanía, también se hace necesario un minucioso control migratorio que impida el ingreso de indeseables, y hasta tropas de otros ejércitos, tentadas de atravesar nuestras desprotegidas fronteras. ¡Hay tantas cosas para hacer en función de preservar la soberanía de un país!...nunca por supuesto, hacer privar el despecho, por sobre la razón y la justicia.
El despecho, el odio, la venganza, parecen ser los estandartes que alguna vez alzara el matrimonio, que hoy han quedado a manos de la señora, y le reitero; nada más peligroso que una mujer “despechada”. Si tiene alguna duda, pregúnteselo a alguna de las tantas mujeres sensatas que conozca.
Le reitero por enésima vez; “estamos mal pero vamos para peor”. Perdido por perdido, ¡falta envido!, solía cantar un compañero de truco con el que me cansé de perder partidos.